jueves, 26 de enero de 2012

UN MOMENTO LLENO DE MATICES

Hace casi un año hice referencia a un cigarro que cuando tuve la ocasión de probarlo me sorprendió como pocos lo han hecho. Y aunque desde entonces he vuelto a degustarlo  varias veces,  quiero hacer mención a la última ocasión en que lo hice. Tal vez porque puede que sea la vez en que más lo disfruté y porque ahora momentos como ese me vienen a la mente con gran nostalgia, pues hasta dentro de unos meses no podré volver a disfrutar nada ni siquiera parecido; pero eso es otro asunto.

Se trata del Trinidad Short Robusto T. Un cigarro cuyo nombre ya nos delata su formato, corto y de calibre grueso, pero que no revela ni por asomo su verdadero carácter.
Los habituales de la marca pueden ser los más sorprendidos , pues si llegan hasta el buscando la suavidad y delicadeza del resto de vitolas de la marca, se hallarán frente a un cigarro más que contundente.

Lo primero que destaca en el es su prestancia, con una capa carmelita madura, realzada por la bonita y sencilla anilla de la marca y la anilla adicional correspondiente a las ediciones limitadas. De tacto suave y algo esponjoso, con un fuerte olor en frio a tabaco y madera con ciertas notas a tierra.
                       
Su vitola de galera es Short del Valle, con una longitud de 102mm y un cepo 50.

Sentado cómodamente en el sofá, después de una cena ligera y agradable me dispuse a disfrutar de un momento de tranquilidad con mi cigarro y acompañado de la lectura de un buen libro junto a mi mujer. Poco más creo que se puede pedir.
En esta ocasión efectué el encendido antes de el corte, dejé que la brasa fuera completa, y lo realice usando para ello un cortapuros de tipo tijera.
La primera bocanada fue amplia y sabrosa, comenzando a demostrar lo que este cigarro encierra dentro.
Inicialmente fue especialmente notable el intenso sabor a tabaco, dejando algunas notas vegetales y a tierra. Las bocanadas como ya he comentado fueron amplias desde el primer momento, dejando unas hermosas volutas de humo azulado llenas de aroma.

Según avanzaba en la lectura y en la fumada, el sabor se intensificó, así como la fortaleza, apareciendo algunas puntas amargas y acentuándose mucho la madera. Una evolución magnífica y que me satisfizo por completo.
Ya en la parte final de la fumada, que no de la lectura, los sabores se intensificaron mucho más, apreciando algunas notas tostadas pero predominando fundamentalmente la madera.
Una fumada de algo más de 40 minutos, llena de matices y que fue el complemento ideal para una sobremesa muy especial.



Como ya he comentado, un cigarro que sorprende por su fortaleza y por su complejidad, encerrada en un formato muy habitual en los últimos tiempos. Como siempre y una vez más, unos momentos que fueron todo un placer.

viernes, 13 de enero de 2012

SENCILLEZ EXQUISITA

Después de un tiempo sin realizar nuevas aportaciones a este espacio, muy a mi pesar, quiero reiniciar la actividad con una propuesta sugerente que tal vez alguien se anime a probar aprovechando el fin de semana.
Se trata de un plato económico, sencillo, suave y muy elegante.
Para elaborarlo emplearemos un rodaballo; Como necesitaremos los cuatro lomos, podemos pedir en la pescadería que nos lo preparen de ese modo, así ahorraremos un buen trabajo; así mismo pediremos que nos reserven la cabeza, pues la necesitaremos para hacer un poco de caldo.
Junto con el rodaballo emplearemos  una copa de cava, azafran en hebras, sal, pimienta y para la guarnición unas patatas y unas verduras, que en mi caso fue un poco de brócoli, zanahoria y coliflor.
En primer lugar ponemos a hervir la cabeza del rodaballo en un litro de agua. Si tenemos algo de fume de pescado podemos añadirle un poco para darle algo más de sabor.
Mientras preparamos el caldo colocaremos los lomos de rodaballo en una bandeja de horno, salpimentados ligeramente y los rociamos con un par de cucharas de aceite de oliva.
Introducimos la bandeja en el horno, que previamente habremos calentado a 180º, y la mantenemos ahí unos diez minutos aproximadamente. Pasado ese tiempo bajaremos la temperatura para que los lomos terminen de hacerse con el calor residual y no se nos sequen.
Al tiempo, y una vez que la cabeza del rodaballo haya hervido por unos cinco minutos, retiraremos esta y añadiremos al caldo la copa de cava y el azafrán en hebras. Dejamos hervir un par de minutos más y lo dejamos reposar a fuego lento.
                                        
Para la base del plato cortamos las patatas en rodajas lo más finas posibles, y empleando una sartén pequeña, y con el aceite muy caliente, iremos colocando las patatas formando una especie de torta, de tal modo que al retirarlas de la sartén, cosa que haremos en cuanto estén mínimamente doradas, quedarán todas unidas para servirnos como base del rodaballo.
Justo antes de servir, añadiremos un poco de maicena al caldo para espesarlo un poco. Y ya tenemos nuestro plato prácticamente listo.
Colocaremos como base en cada plato una “torta” de patatas preparada del modo antes descrito, sobre esta un lomo de rodaballo y lo cubriremos con un poco del caldo espesado.
Solo nos falta acompañarlo con las verduras que antes  comenté preparadas de la forma más simple, al vapor. Y ya tenemos todo listo.

Como puede comprobarse un plato sencillo y apetecible, desde luego, y como siempre, todo un placer.