miércoles, 13 de junio de 2012

DE VUELTA A CASA


Después de varios meses de travesía por el desierto, alejado de mi hogar, de los míos y de la mayor parte de mis aficiones; y después de poner en orden todo lo que hube de dejar  aparcado a causa de mis obligaciones laborales, al fin regreso a este espacio para seguir compartiendo, y espero que entreteniendo a quienes lo visiten, mis experiencias en torno al mundo de los habanos, los maridajes  y la gastronomía.

Desde luego, cuando partí lo hice con una aceptable provisión de cigarros, y a pesar de la lejanía, me las arreglé para poder probar algún caldo que me ha sorprendido y agradado de manera sobresaliente.
                                                               

Entre los elegidos hubo una selección de lo más variado, tanto en marcas como vitolas. Desde algún Montecristo Edmundo o Petit Edmundo, pasando por varios Partagás serie D nº4, Ramón Allones Specially Selected, Partagas P nº2, Trinidad Robusto T, Robusto Extra y H Upmann Magnum 50.

Como he dicho una selección de lo más variado pero bastante completa y compuesta por varios “imprescindibles” vaya donde vaya.

Respecto a ese “caldo”, no me resisto a contarlo,  a pesar de que ya lo tengo en la lista de los componentes de algún próximo maridaje y que será objeto de un apartado propio en esta página. Se trata del Brandy Solera Gran Reserva Lepanto P.X.  Una auténtica maravilla que deleitará a los amantes de los Brandy y que para colmo, tiene como añadido un precio realmente contenido para un producto de esa calidad.

Es desde luego un complemento perfecto para nuestros cigarros. Ahora, tenemos por delante la grata tarea de buscar la mejor o las mejores fumadas con las que la combinación sea perfecta.

Pero volviendo a mi “lapsus”, quiero también resaltar que la falta de condiciones que tuve al comienzo de mi estancia hizo que no hubiera forma de conservar los cigarros adecuadamente. Y esa situación me dio no pocos quebraderos de cabeza, obligándome a improvisar hasta que di con la solución perfecta. Solución que en ocasiones había escuchado pero a la que nunca presté mucha credibilidad. Esta no fue otra que utilizar como humidor un tupperware dentro del cual introduje un par de tapones de plástico con un poco de agua.

                                                            

El resultado fue casi milagroso, y en cuestión de pocos días, los cigarros estaban perfectamente recuperados. Desde ese momento en adelante solo necesite controlar la humedad, o mejor dicho el exceso de esta.

Desde luego que no hay nada como situaciones de necesidad para agudizar la imaginación y buscar soluciones imaginativas, sencillas y en este caso muy económica.

Valga pues esta breve entrada como saludo y reencuentro con todos aquellos que en ocasiones o más o menos frecuentemente visitan este espacio y para inaugurar la nueva serie de artículos. Solo adelantaré que de momento tengo preparadas  varias recetas y algunos maridajes que desde luego no dejarán indiferente a nadie y por supuesto alguna experiencia reciente.

Poder volver a escribir y contar con su presencia aquí es y será sin duda, todo un placer.