domingo, 30 de diciembre de 2012

PROPUESTA DE SENSACIONES


En estas fechas no son pocos aquellos que hasta última hora dudan sobre que menú les acompañará en las últimas horas del año que despedimos. Así que para aquellos más rezagados o para aquellos que aún tengan alguna duda va dedicado este artículo.

Más que una propuesta lo que pretendo es compartir con todos aquellos que se asomen a estas líneas la mesa que protagonizará nuestro fin de año, y de ese modo, tal vez alguien pueda tomar alguna idea.

El menú será simple y fácil de preparar, centrado principalmente en algunas combinaciones de sabores que pueden tomarse como base para diseñar cualquier menú.

Para comenzar, decir que en mi caso he de pensar en algo que contente a la benjamina de la casa, algo nada fácil, puedo asegurarlo. Así que comenzaremos con unos aperitivos a base como no, de un surtido de ibéricos, seguido de unas gambas blanca de la tierra, que he decir son una autentica delicatesen y un bogavante cocido.

Para terminar con los aperitivos y ofreciendo una completa variedad de los mismos acorde a  todos los gustos, adornaremos la mesa con un surtido de hojaldritos y mini quichés preparados por mi amigo Serge, que dirige magistralmente el local SAK DELICATESSEN, que ya fue objeto en su día de un espacio en este blog.
                                                            

Como plato principal mi propuesta es un rape a la donostiarra. Plato sencillo de preparar, suave y que estoy seguro que hará las delicias de todos.

Para elaborarlo solo necesitaremos un rape, una cebolla mediana, aceite de oliva, una cucharadita de pimentón dulce y otra de pimentón picante ( aconsejo pimentón de la Vera, la diferencia de precio merece sobradamente la pena ), una cabeza de ajo y un chorro de vinagre.

Cortamos la cebolla muy fina, regamos una bandeja de horno con aceite de oliva y colcamos en esta la cebolla. Sobre esta colocamos el rape, volvemos a regar con un poco de aceite y salpimentamos.

Precalentamos el horno a 180º  e introducimos la bandeja con el rape.

Mientras tanto pelamos los ajos y los cortamos en rodajas, calentamos aceite en una sartén y los ponemos a dorar. En este punto le podemos añadir un poco de guindilla si nos gusta ese leve toque picante.

Una vez dorados los ajos y con el aceite aún caliente pero fuera del fuego, añadimos el pimentón. Ligamos todo y reservamos.

Pasados unos veinte minutos retiramos el rape del horno, y emplatamos en una bandeja sobre la cama de cebolla.

Vertemos el caldo que ha producido la cocción del rape en la sartén con los ajos y el pimentón, añadimos un pequeño chorrito de vinagre y ligamos bien toda la salsa a fuego lento.

Una vez ligada regamos el rape con ella y ya tenemos listo nuestro plato.

Como dije, muy sencillo y rápido.
Para acompañar nuestra cena yo he escogido un solo vino, pues no soy muy amigo de combinar varios vinos en una misma comida. Y en esta ocasión, y como excepción, reservaremos el cava para el tradicional brindis y no para la comida.

El vino elegido es todo fuera de serie. Un D.O. Ferreiro “Cepas Vellas” 2010. Una auténtica maravilla.
                                                                                        

Y para el brindis, como he dicho, un cava que no le va a la zaga, un Maria Casanovas Brut Nature Gran reserva.

Después de tan especial cena el postre será algo sencillo y tradicional. Simple y llanamente un surtido de dulces navideños, como no podía ser de otra forma.

Y como colofón, como no, quiero proponer un maridaje sublime. Como cigarro un Cohiba Pirámides Extra, y para acompañarlo, un Whisky single malt que para mi gusto es algo muy muy especial. Un Caol Ila 12 años. Puedo asegurar sin miedo a equivocarme que la elección hará las delicias de todos aquellos que se aventuren a probarlo.
                                                                                        
Ya solo me queda felicitar a todos los lectores el nuevo año y desearles que sea cual sea su elección, su noche sea todo un placer.

 

sábado, 22 de diciembre de 2012

LA BUENA ESENCIA...


…se guarda en frasco pequeño, y eso es precisamente lo que ocurre con el cigarro que nos ocupa hoy este espacio.

Se trata de un cigarro de pequeño formato y gran calibre, algo bastante de moda en los últimos tiempos, aunque probablemente este fue uno de los pioneros.

Me refiero, como no, al Hoyo de Monterrey Petit Robusto, otro de esos cigarros imprescindibles en mi humidor y uno de mis favoritos como cigarro de aperitivo.

Es un cigarro con una longitud de 102mm y un cepo 50, con una vitola de galera “Petit Robusto”. De bonita factura, que en frio nos deja aromas a tabaco y cuero suave.

El color de su capa es colorado, y en el caso del ejemplar objeto de mi cata colorado maduro.

                                             
El corte lo efectué con un cortapuros de una sola hoja, y el encendido con un encendedor tipo torch de tres llamas.
Desde las primeras bocanadas, estas se muestran muy amplias y sabrosas.
En el primer tercio apreciamos un sabor intenso a tabaco desde el primer momento, con notas vegetales y recuerdos a tierra.
Poco a poco el cigarro va evolucionando dejándonos en su segundo tercio sabores especiados algo más intenso, apareciendo la madera y unas puntas dulzonas muy agradables.
El tiro es impresionante, como no podía ser menos en un cigarro de su calibre, y la combustión poco menos que perfecta.
En su tercer tercio persisten los sabores antes descritos, aumentando su intensidad con alguna leve nota tostada.
Una característica a destacar de esta pequeña obra de arte es su intenso aroma durante toda la fumada, algo que desde luego no pasará desapercibido a los amantes de los buenos cigarros.
Un cigarro de fortaleza que evoluciona de suave a media,  que a pesar de su pequeño tamaño se ha ganado un sitio entre los grandes y que nos regalará momentos que serán todo un placer.

 

domingo, 9 de diciembre de 2012

ESCAPADA FAMILIAR


Hay lugares y rincones en España que deberían ser de obligada visita. Por su belleza, su historia y lo que nos transmiten. Y uno de esos lugares es la ciudad de Granada y la Alhambra.

Hacía ya muchos años de mi última visita a tan emblemático lugar, y tenía una deuda pendiente con mis hijas, pues a pesar de vivir a menos de dos horas de camino aún no les había regalado la oportunidad de pasear por entre sus muros. Porque poder caminar por el interior de sus palacios, sus jardines… es más que un regalo.

Así que aprovechando el día de la Constitución organizamos una pequeña escapada. El día comenzó madrugando, pues para poder aprovechar la mañana y visitar los palacios nazaríes con tranquilidad me hice con las entradas el día anterior a través de internet, teniendo la entrada a las 10:30. Aquí quiero hacer un inciso para atreverme a dar un pequeño consejo.

Es muy deseable acceder a la página oficial del Patronato de la Alhambra, http://www.alhambra-patronato.es , para efectuar la compra de entradas con la suficiente antelación, pues el número de visitantes admitidos está limitado. La compra se hace en sólo unos minutos y es muy cómodo.

A pesar del madrugón, y como es costumbre, como suele decirse, casi nos cogió el toro, llegando a la hora señalada por los pelos.
                                                                           

Según avanzábamos en nuestro viaje pudimos comprobar cómo el termómetro iba descendiendo,  hasta alcanzar los 5º C. El día era inmejorable para la visita, con un cielo ligeramente entoldado, propio de estas fechas y un ambiente frio pero muy, muy agradable.
 

Tras una breve espera pudimos acceder a los palacios, y desde el mismo instante en que uno pone un pie en su interior, la sensación que le embarga  es indescriptible. Indescriptible por la belleza de su interior, de sus zócalos, sus techos, sus relieves y las impresionantes vistas desde todas y cada una de sus ventanas.

Fuimos recorriendo todas las estancias, pasillos, patios… procurando recrearnos en cada detalle, hasta llegar al emblemático patio de los leones, espléndido después de su completa restauración.

Una vez finalizado el recorrido por los Palacios nazaríes accedimos al impresionante palacio de Carlos V, y en su interior recorrimos el Mueso de Bellas Artes.

El último tramo de la visita lo dedicamos a recorrer los jardines del Generalífe, otro paseo incomparable durante el que disfrutamos de las preciosas vistas al barrio del Albaicín al tiempo que caminábamos junto a sus estanques y fuentes.
                                                     

La visita nos dejó un estupendo sabor de boca y espero que una huella que las más pequeñas de la casa no olviden y las lleve a regresar a tan especial enclave.


Para finalizar nuestro día granadino, y antes de iniciar el viaje de vuelta, como no, realizamos una visita culinaria.

En esta ocasión acudí a un local regentado por un reciente seguidor de este blog y con el cual entablé contacto a través de la red social Twitter.

Se trata del restaurante y gastrobar Oleum,  ( www.restauranteoleum.com ) dirigido por Gregorio García.

La visita fue de lo más agradable, en esta ocasión decidí optar por el gastrobar, pensando una vez más en las benjaminas, y he de decir que fue todo un acierto.

El servicio fue muy agradable, y la comida excelente, tanto en su presentación como la originalidad de algunas propuestas, como el secreto  de ibérico  sobre calabaza cortijera al ajillo. Este fue seguido de una pizarra Oleum, compuesta de un original San Jacobo de berenjena, lomo de orza, croqueta casera y unos huevos rotos.

Estos dos platos, ya generosos de por sí, fueron complementados por algunas de las tapas, cortesía de la casa y tan tradicionales en granada, a destacar un arroz sencillamente delicioso.

Una gran experiencia que no dudaré en repetir tan pronto como me sea posible y que recomiendo a todos los que visiten la capital granadina, porque además la relación calidad precio es excelente.
                                                                       

Un pequeño paseo puso fin a nuestra escapada, con una pequeña escala en una de las pastelerías con más tradición de Granada, Casa Isla, (http://www.pionono.com )  para satisfacer los deseos de la más pequeña de la casa.

Ya de regreso a casa, y como es costumbre, rematé el día a mi manera, en esta ocasión con un Partagás Serie E nº 2 y una copa de brandy 1885, que disfruté en mi pequeño reducto al tiempo que recogía las impresiones de tan singular maridaje, aunque eso… es otra historia.
Un día en familia, perfecto y que fue una vez más todo un placer.

 

domingo, 2 de diciembre de 2012

DOBLE CELEBRACIÓN


Quiso el destino que dos de las tres personas más importantes en mi vida, nacieran el mismo día, eso sí, con una diferencia de 32 años.

Es por ello que ese día en concreto sea tan señalado en casa.

Y como no, para celebrarlo me dispuse a preparar algo realmente especial a la vez que sencillo.

De nuevo recurrí a unos de los reyes del mar, de carne blanca y fina, que ya ha sido protagonista de otro artículo. Me refiero al rodaballo. Y la forma elegida para prepararlo fue en papillote.

Esta forma de preparación consiste en colocar el lomo del pescado sobe una hoja de papel de aluminio colocando sobre este unas verduras, regándolo con un poco de aceite de oliva, sazonándolo y cerrando el papel como si de un sobre se tratara, dejando todos los bordes de este sellados con varios dobleces.

En mi caso, antes de colocar las verduritas, que fueron un poco de puerro cortado muy finamente en juliana, un poco de cebollino y unas hojas de albahaca fresca, espolvoree sobre el pescado una pizca de Pimentón de la Vera. Lo justo para aromatizarlo un poco.

Y una vez cubierto con las verduras le añadí un toque personal y especial, una gambas rojas.

Finalmente solo restaba cerrar el “sobre” de papel de aluminio e introducir en el horno que previamente había calentado a 180º.

En diez minutos el plato estaría listo. Un dato importante a tener en cuenta es que cuando se sacan los “sobres” de papel de aluminio del horno hay que ser prudentes al abrirlos, pues el vapor que se genera en su interior, al salir, puede quemarnos.
                                                     

La mesa se completo con unos berberechos salteados, y para acompañar ambos platos un cava realmente especial y acorde con la ocasión. Un Oriol Rossell Reserva de la Propietat Brut Nature.
                                                                

La nota dulce la puso el  postre, una espectacular tarta de cuajada a la que también di un toque personal, convirtiéndola en tarta de cuajada y de chocolate. Solo el nombre ya suena casi pecaminoso.

Como no podía ser de otra forma, la celebración merecía un colofón especial. En esta ocasión un cigarro elegante, suave y lleno de matices. Un Davidoff Millenium blend Pirámides. Una pirámide impresionante, con una longitud de 156mm y un cepo 52.

Toda una delicia que acompañé con otro viejo conocido de este espacio y con el que comparto no pocos momentos y cigarros. Me refiero a un Macallan 12. La combinación de ambos fue todo un éxito y se la recomiendo a todos los aficionados a estos pequeños placeres.
                                                                         

Un día muy especial rodeado de los míos y que todos disfrutamos enormemente, en especial como no, las dos homenajeadas. Y por supuesto, un día que fue todo un placer.