jueves, 18 de diciembre de 2014

NOTAS, HUMO Y LETRAS


Vuelvo hoy a escribir sobre uno de esos momentos sencillos pero irrepetibles. Y como no, momento en el que me ha acompañado un cigarro, en este caso, he de decir, de los más bonitos del vitolario.

Pero antes quisiera hacer un comentario. Han sido varias las personas que me han preguntado cómo es que todas mis reseñas son siempre positivas, como es que nunca tengo un pero o una mala opinión sobre un cigarro, un destilado, un restaurante o un lugar de los que visito.

La respuesta es bien sencilla, en ningún caso pretendo arrogarme el papel de crítico, creo que ya hay demasiados ejerciendo esa labor, y por otro lado, si lo hiciera, este espacio dejaría de ser lo que es, un lugar donde compartir mis experiencias, mis buenos momentos, mis sensaciones en torno al mundo del habano o la gastronomía con la única finalidad de despertar buenas inquietudes en aquel que se asome a esta pequeña ventana al mundo de los pequeños placeres.

Y dicho esto, vamos al tema que nos ocupa hoy.

Después de una semana bastante movidita, podríamos decir, por diversos motivos, llegó el momento del relax y el disfrute. Y para ello decidí dedicar la tarde a nada menos que tres de mis aficiones, y simultáneamente. Para la primera, que como es evidente son los habanos, escogí un cigarro, como ya he dicho antes, realmente bonito. Un Cuaba Exclusivos. El momento lo completé con un buen libro histórico, centrado en la batalla de Alarcos, y como colofón, por aquello de mi reciente estancia en Viena, con las notas de la Sinfonía nº1 de Mozart.

Era evidente que semejante combinación no podía fallar, y no lo hizo.

El cigarro es un doble figurado con una capa colorada suave y de aspecto ligeramente aceitosa. Tiene una longitud de 145mm y un cepo 46. Su vitola de galera es Exquisitos. Y desde luego el cigarro hace honor a esta denominación.

El encendido en este tipo de cigarros no ofrece dificultad alguna, si bien hemos de ser extremadamente cuidadosos a la hora del corte para lograr una combustión pareja durante toda la fumada.

Desde el primer momento, sus bocanadas se mostraron amplias, untuosas y sabrosas. Revelando así mismo desde ese instante sus características de cigarro muy aromático.

Encuentro desde el principio tonos muy melosos, combinados con profundos recuerdos vegetales y algunas notas de madera y pimienta. Es un cigarro con una fortaleza aceptable.

El momento está siendo tal y como esperaba, la lectura me tiene totalmente absorto, y las notas de la  suave banda sonora que me acompaña parecen elevarse cabalgando sobre las  volutas del humo de mi cigarro.

El cigarro evoluciona de un modo espectacular, y mientras la lectura me traslada a los tiempos en los que la derrota en Alarcos dejó tal huella en el rey Alfonso VIII que  marcó el camino de la victoria en las Navas de Tolosa, percibo más persistente la madera, el sabor a tabaco, ciertas puntas ahumadas y dulces que me traen recuerdos a regaliz.

La fortaleza del cigarro se hace palpable según voy avanzando por su último tercio, no ha sido necesario maridaje alguno, solo un humilde vaso de agua para aclarar de vez en cuando las papilas, y poco a poco voy siendo consciente de que tan especial momento de deleite se acaba, pero dejándome la firme convicción de que acabo de descubrir a otro de los imprescindibles en mi humidor.

Una vez más puedo decir sin lugar a dudas que ha sido un momento que ha sido todo un placer.