Así fueron mis vacaciones de verano, en bable. Bueno, todas no, solo una semana, pero lo suficiente para descubrir un autentico paraiso. Un paraiso que tenemos aquí mismo, al alcance de la mano. Me refiero a Asturias.
Allá por el mes de mayo comenzamos a pensar cual sería el destino de nuestra escapada familiar anual, y después de la magnífica experiencia del año pasado, decidimos enfocar nuestras opciones de nuevo hacia el norte de España. La verdad es que la apuesta era fuerte, pues San Sebastián y Pamplona habían puesto el listón muy alto, pero nos atrevimos a ello.
Barajamos otras posiblidades, pero después de descubrir, a través de un conocido, el lugar que ahora describiré, no albergamos duda alguna. Y no contentos aún, arrastramos a nuesta aventura a unos amigos que junto con sus hijos se unieron a nosotros.
Se trata de Naveda, una pequeña aldea situada en el corazón de la comarca de la sidra, a 14 kilómetros de Villaviciosa y a 12 kilómetros de Nava, donde encontramos el curiosísimo y acogedor museo de la sidra, ideal para visitarlo con los niños y donde tanto mayores como pequeños disfrutan de un recorrido totalmente interactivo.
Aconsejo buscar el lugar con la herramiente Google Earth, así podreis haceros una idea de lo que hablo.
Un lugar perdido en los montes asturianos, pero a su vez perfectamente comunicado, rodeado de prados y bosque y con unas vistas espectaculares de los Picos de Europa.
El alojamiento era una casa rural ( Casa Rosaura ) con capacidad para 9 personas, equipada con todo lo necesario ( incluida una barbacoa en el jardín que dio mucho juego por las noches ).
Su dueña, Maite, es una persona encantadora, que a su vez gestiona junto a su marido un precioso hotel situado a escasos 30 metros de la casa. Y no contentos con ello tambien poseen una fabrica de embutidos artesanos asturianos de los cuales evidentemente una considerable cantidad viajaron de regreso a Almería con nosotros. La pena es que solo los distribuyen a tiendas gourmet del Principado, por lo que coseguir esos productos fuera de allí es literalmente imposible.
La ubicación de la casa era inmejorable como ya he dicho, y ello facilitó que pudieramos visitar algunos de los lugares mas bellos y característicos sin necesidad de largos desplazamientos.
El primero de ellos fue Lastres, localidad famosa actualmente por ser el lugar donde se rueda la serie "Doctor Mateo". Dejando a un lado esa faceta televisiva, allí podemos encontrar la playa de "Las Griegas", con sus huellas de dinosaurios grabadas en la piedar, así como un museo dedicado al tema donde los que más disfrutan como es normal son los niños.
Otro lugar digno de conocer es Cabo Peñas. Allí encontramos un faro precioso sobre unos acantilados espectaculares que se desploman hasta fundirse con el mar cantábrico. Un paisaje realmente espectacular e imponente. Incluso con un poco de suerte pueden avistarse ballenas desde la zona.
Aquí haré la primera parada gastronómica de mi relato. A unos 300 metros del faro, y al igual que este, colgado sobre los acantilados, encontramos un pequeño bar-restaurante con apariencia humilde, de bar de carretera podriamos decir, pero en el que merece la pena realizar una parada.
La comida es totalmente casera, a un precio más que razobable, y puedo recomendar sin lugar a equivocarme las fabes con marisco o las fabes con almejas. Poder disfrutar del plato más típico de Asturias en su versión más marinera, contemplando el mar cantábrico a través de los ventanales del restaurante sencillamente es algo que no tiene precio.
Especial mención merece también el paseo marítimo de Ribadesella, jalonado de antiguas casas de "indianos", auténticas mansiones, la gran mayoria de finales del s.XIX y principios del XX alguna de ella convertida en hotel, que dan un ambiente muy especial.
Visita obligada fue la subida a los lagos de Covadonga y la posterior visita a "La Santina", en la cuna de la reconquista.
Cangas de Onís es otro lugar para no perderse, por sus numerosos monumentos, su puente sobre el Sella y porque hará las delicias de los fanáticos de los souvenirs. Para los más sibaritas decir que hay numerosos comercios delicatessen de productos asturianos donde podrán dar rienda suelta a su afición ( yo lo hice ).
La pequeña localidad pesquera de Tazones se convirtió en otra de nuestras paradas. Un pequeño pueblo que se descuelga a caballo de las dos laderas de una vaguada hasta caer al mar. Característico por sus pequeñas casas llenas de colorido y por tener numerosos restaurantes donde ofrecen auntenticas delicias procedentes del cantábrico y que han sido pescadas tan solo horas antes de sentarnos a la mesa.
Como muestra relatará el menú del que disfrutamos, como entrante unas navajas a la plancha junto con una zamburiñas. Seguimos con un calamar de potera en su tinta que se deshacia en la boca, un centollo y para rematar un rape a la plancha. Desde luego, y una vez mas un menu de lujo en un entorno sublime.
Quiero hacer mención tambíen a un pequeño bar de pueblo, en la pequeña localidad de Camas. A escasos 6 kilómetros de Nava, en dirección a Naveda, donde teniamos nuestro cuartel general. Puedo afirmar si lugar a duda alguna que es allí donde he comido la mejor fabada que jamas haya probado. Una cocina totalmente casera, hecha con auténtico mimo y cariño, y que rematamos con una tarta de cuajada, por supuesto, casera también.
Ni que decir tiene que durante toda la escapada me acompaño una buena provisión de habanos que degusté tras cada comida o cuando el momento lo sugirió y permitió, pero esos momentos... son otra historia...