Después de mi artículo presentándome de nuevo, me lanzo hoy
con la crónica del primer maridaje con el que me he atrevido después de tanto
tiempo.
En este caso se trata de un cigarro de los que considero
imprescindibles en mi humidor, el cual he acompañado con un ron venezolano
ciertamente agradable.
El cigarro elegido ha sido un Trinidad Robusto T. Un tabaco
de aspecto suave, tacto esponjoso y con un aroma en frio a cuero y madera con
algunas notas tostadas. Su vitola de galera es “Del Valle”, que es equivalente
a un robusto, con una longitud de 124mm y un cepo 50.
El espirituoso que lo acompañó fue un ron Diplomático 12
años; un ron venezolano producido por Destilerías Unidas. Es este un ron muy
elegante, con un color caoba oscuro y reflejos dorados. Añejado durante doce
años en barricas de roble, tiene un cuerpo excepcional.
En nariz nos deja aromas con toques cítricos acompañados de
azúcar y algunas notas de canela.
En boca es un ron muy agradable, con un dulzor muy marcado
y notas de madera , siendo su paso en
boca muy suave.
El corte del cigarro lo efectué con mi inseparable
cortapuros de doble hoja, retirando la característica perilla de esta marca de
cigarros. Y el encendido, como no, con un encendedor tipo torch.
Desde el primer momento las bocanadas fueron amplias y
sabrosas, y el sabor muy suave, dejando notas de madera y un levísimo amargor.

Esas mismas bocanadas fueron ganando en cremosidad, fundiéndose
esta a la perfección con el pronunciado dulzor y las notas pasteleras del ron.
Ya en el segundo tercio de la fumada se hicieron evidentes
las notas tostadas con algunas puntas vegetales del cigarro, manteniendo esa
acentuada cremosidad, haciendo la combinación con el ron mucho más redonda.
En el tercio final la fortaleza subió un punto pero la
apreciación de sabores se mantuvo estable, destacando tal vez un poco más la
madera, lo cual no hizo sino favorecer el maridaje con el ron, llegando a un
equilibrio de sabores en boca más que sobresaliente.
Fue esta una muy acertada elección que recomiendo
encarecidamente, especialmente a aquellos que prefieren combinaciones más
suaves, o armónicas, sin grandes explosiones de sabores.
Puedo garantizar, sin miedo a equivocarme, que para aquellos
que lo prueben, será todo un placer.
Sigo sin atreverme a probarlo. ¡Qué envidia!
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