…se guarda en frasco pequeño, y
eso es precisamente lo que ocurre con el cigarro que nos ocupa hoy este
espacio.
Se trata de un cigarro de pequeño
formato y gran calibre, algo bastante de moda en los últimos tiempos, aunque
probablemente este fue uno de los pioneros.
Me refiero, como no, al Hoyo de
Monterrey Petit Robusto, otro de esos cigarros imprescindibles en mi humidor y
uno de mis favoritos como cigarro de aperitivo.
Es un cigarro con una longitud de
102mm y un cepo 50, con una vitola de galera “Petit Robusto”. De bonita
factura, que en frio nos deja aromas a tabaco y cuero suave.
El color de su capa es colorado,
y en el caso del ejemplar objeto de mi cata colorado maduro.

El corte lo efectué con un
cortapuros de una sola hoja, y el encendido con un encendedor tipo torch de
tres llamas.
Desde las primeras bocanadas,
estas se muestran muy amplias y sabrosas.
En el primer tercio apreciamos un
sabor intenso a tabaco desde el primer momento, con notas vegetales y recuerdos
a tierra.
Poco a poco el cigarro va
evolucionando dejándonos en su segundo tercio sabores especiados algo más
intenso, apareciendo la madera y unas puntas dulzonas muy agradables.
El tiro es impresionante, como no podía ser menos en un cigarro de su calibre, y la combustión poco menos que perfecta.
En su tercer tercio persisten los
sabores antes descritos, aumentando su intensidad con alguna leve nota tostada.
Una característica a destacar de
esta pequeña obra de arte es su intenso aroma durante toda la fumada, algo que
desde luego no pasará desapercibido a los amantes de los buenos cigarros.
Un cigarro de fortaleza que evoluciona de suave a
media, que a pesar de su pequeño tamaño
se ha ganado un sitio entre los grandes y que nos regalará momentos que serán
todo un placer.
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