Huérfano y clandestino, así es como llegué a sentirme el pasado domingo.
No voy a entrar a valorar la nueva ley del tabaco, pues todo el que me lea podrá hacerse una rápida y acertada idea sobre cual será mi opinión al respecto. Y desde luego no es mi intención volver sobre argumentos y razonamientos ampliamente ya expuestos en otros foros.
Tal vez sea porque aún conservo la esperanza de que acabe imperando el sentido común, los tan manoseados principios de igualdad y libertad de los que se jacta nuestra sociedad.
Pero aunque parezca paradójico, estas lineas van dirigidas a aquellos que comparten o dicen comprtir mi misma opinión, que forman parte del mundo del habano y de los que cabría esperar un cierto apoyo en la situación actual.
Y no pretende ser una crítica destructiva, sino más bien una petición de apoyo y amparo.
Por motivos profesionales, actualmente me encuentro residiendo en Madrid.
Madrid, capital del reino y el lugar donde los amantes de los habanos encontramos algunos de los pocos lugares donde disfrutar nuestra afición "libremente" y en compañía. Es más, en ninguna otra ciudad española debe haber tantas facilidades para ello, o al menos eso pensaba.
El pasado domingo por la tarde, decidí salir a dar una vuelta,con la ingenua intención de visitar alguno de los clubs de fumadores de la capital y pasar un rato agradable disfrutando de mi afición.
Craso error. Recorrí uno tras otro los tres locales en los que a priori consideré factible llevar a cabo mis intenciones, y cual fue mi decepción cuando comprobé que todos estaban cerrados.
Es decir, que ha día de hoy, en Madrid, es imposible que cualquiera que disfrute fumando un habano lo pueda hacer si no es en su propio domicilio.
Habrá quien no entienda mi queja, pero estoy convencido de que cualquier aficionado me comprenderá perfectamente.
A los amantes de los habanos nos gusta disfrutar de nuestra afición en compañía, conocida o no, somos fieles a nuestras costumbres, y del mismo modo en que todos somos especialmente devotos de una vitola o marca concreta, también lo somos de los lugares donde degustar los cigarros.
Durante los últimos años se ha producido una eclosión o lo que podriamos llamar un boom de la cultura del habano, hecho al que humildemente creo haber aportado mi pequeño granito de arena, al igual que otros muchos, asociandonos, participando en eventos, etc.
Pero ahora los tiempos han cambiado, y cada vez todo es más difícil.
y nos encontramos con que sumadas a las dificultades "oficiales", están la sensación de abandono por parte de aquellos de los que cabría esperar otra actitud.
Se realizan menos actividades, no se nos informa de alternativas, se clausuran sedes sin avisar, y en días festivos, los pocos lugares a los cuales podemos acudir se encuentran cerrados.
Es por ello que tal vez alguien debería pensar que si por pequeños detalles como estos la sensación de orfandad se sigue incrementando, sumándose a la de clandestinidad que nos están imponiendo, gran parte del camino recorrido habrá sido en vano, e incluso habrá quien se desanime y desista de disfrutar de algo para lo que todo son dificultades.
Habrá que pensar en los aficionados, buscar nuevas formas de realizar nuestras actividades y no cerrar espacios, aunque sea en días festivos.
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