Como ya habrá notado más de alguno de los que amable y habitualmente me siguen, y creo haber comentado en alguna ocasión, para encontrar esos momentos plenos de relax y disfrute no es necesario, al menos para mi, buscar lugares especiales, lujosos o extravagantes. Por supuesto que soy un amante de los buenos locales, o mejor dicho de los locales, restaurantes, hoteles etc. con encanto. Pero sin duda el lugar en el que encuentro y disfruto de esos momentos es el propio hogar.
Todos tenemos un lugar especial en casa en el que nos sentimos plenamente a gusto y al que nos retiramos a disfrutar de nuestros pequeños placeres. Y en mi caso es la terraza. Ciertamente no tiene nada especialmente singular, pero es “mi” refugio. Y además, tengo la fortuna de disfrutar de una temperatura aceptablemente agradable durante todo el año, así que miel sobre hojuelas.
Así que en este caso los acompañantes de mi retiro momentáneo fueron un buen libro, en mi caso como casi siempre de Historia, una copa de ron cubano, un Havana Club 7 años y un H. Upmann Magnum 50. Como pueden ver una compañía difícilmente superable. El momento prometía y no defraudó.
Es este ron una pequeña delicatesen con un sabor diferente y característico. De color caoba claro y nítido. En nariz es complejo y trae notas y recuerdos a cacao, vainilla, tabaco, como no podía ser de otra forma dado su origen y frutas tropicales. En boca es redondo, complejo, elegante y muy suave, y nos deja en el paladar un equilibrado sabor con ese cacao del que hemos hablado, caña de azúcar, un toque agridulce a especias, dejándonos un final intenso pero suave.
El cigarro que disfrute junto con este ron es una vitola que nació como edición limitada y que acabó incorporándose al vitolario general.
Su vitola de galera es Magnum 50 con una longitud de 161mm y un cepo 50. Capa de color maduro y un profundo aroma en seco a madera.
Es un cigarro que desde el primer momento nos proporciona una amplia y untuosa bocanada.
Ya desde su primer tercio apreciamos las intensas notas a madera con puntas vegetales. Es aquí donde el ron toma cierto protagonismo sobre el cigarro, quedando un punto por encima de los sabores de este pero sin taparlo ni distorsionarlos.
En el segundo tercio, este magnífico cigarro, que he de decir se ha convertido en uno de los imprescindibles de mi humidor, nos muestra todo su repertorio de sabores, no muy fuertes pero si muy intensos, manteniendo la madera y apareciendo ciertas notas dulces que cuando entran en conjunción con el ron forman una coalición perfecta, dejándonos una muy agradable sensación en boca.
Durante el tercer tercio los aromas que nos dejan las intensas bocanadas del cigarro lo inundan todo, apareciendo ya casi al final una pequeñas puntas picantes al tiempo que mantiene las notas vegetales, la madera y algo de cacao, todo ello con una especial intensidad. Aquí el ron nos quedará un poco por debajo del habano pero maridando perfectamente su caña de azúcar con la madera y el cacao mencionados.
Una combinación que créanme, a pesar del formato del cigarro, nos dejará con ganas de más, señal inequívoca de que es todo un acierto.
Una tarde de disfrute que de nuevo fue todo un placer.
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