Casi dos años después
regresamos a este espacio con nuevas fuerzas, nuevas ideas y un proyecto
renovado. Ha sido mucho tiempo, pero al fin estamos aquí con la esperanza de
ser de utilidad a todos aquellos que comparten nuestra pasión por los pequeños placeres
de la vida.
Y para este nuevo comienzo que
mejor forma que hacerlo aportando una sencilla receta que, no por conocida es
menos suculenta.
Es este, además, un plato muy
apropiado para esta época del año, y una alternativa a los clásicos arroces y paellas
tan comunes en estas fechas, ya sea en el chiringuito o en la reunión de amigos
que hemos organizado en casa
.
Se trata de un rape a la
marinera.
Para elaborarlo hemos empleado
dos colas de rape, con un peso aproximado de 1,5 kg, medio kilo de almejas, un
cuarto de gambas, una cebolla mediana, una cabeza de ajo, un tomate maduro,
perejil, pimentón de la vera (dulce), un par de vasos de vino blanco, caldo de
pescado y aceite de oliva.
Para comenzar cortaremos los
ajos en láminas y picaremos la cebolla.
Ponemos en una cacerola aceite
a calentar e incorporamos los ajos y la cebolla. Cuando estén dorados le
añadimos el tomate troceado lo más fino que podamos y el perejil. Dejamos hacer
unos tres minutos mientras pasamos las colas de rape troceadas por harina.
Incorporamos el rape y freímos
un par de minutos, justo hasta que veamos que la parte exterior comienza a
tomar el característico color blanco. En ese momento añadimos dos cucharaditas
de pimentón de la Vera y dejamos hacer un minuto más. Es importante que el
pimentón no se queme, pues si eso ocurre tomará un desagradable sabor amargo.
El siguiente paso será regar
con el vino. Una vez hecho esto, dejaremos cocinar unos minutos para que se
evapore el alcohol. Y cuando eso haya ocurrido, lo cubriremos todo con el caldo
de pescado y lo dejaremos a fuego medio unos diez minutos para que la salsa
vaya reduciendo.
Cuando haya pasado la mitad
del tiempo, le añadiremos las almejas. El objeto de hacerlo así es que tengan
tiempo de abrirse y cocinarse, pero no en exceso, pues si nos pasamos de
cocción se secarán y perderán su textura y sabor.
Ya para finalizar, una vez la
salsa haya reducido y alcanzado su punto incorporamos las gambas, eso sí,
peladas; apagamos el fuego, rectificamos de sal y lo tapamos todo. De ese modo,
las gambas se cocerán con el calor residual que tenemos en la cacerola y
alcanzarán su punto justo.
Y ya tenemos nuestro plato
listo para servir. Fácil y rápido. Como acompañante perfecto nuestra opción ha
sido un José Pariente verdejo blanco 2016.
Y cómo no, el colofón a tan
marinero plato lo ha puesto un habano. Una exquisitez casi imposible de
encontrar, pero de la que por casualidad descubrí dos unidades en mi cava de
siempre. Me refiero a un Cuaba Pirámides Edición limitada 2008. Y con este apunte
ya estamos adelantando cuál será la próxima entrada de este su blog.
Esperamos que nos acompañen en esta nueva
andadura. Será, cómo no, todo un placer.