viernes, 20 de julio de 2012

DE RECETAS. CON SABOR GALLEGO


Siguiendo con la recuperación de asuntos dejados de lado por un tiempo hoy vuelvo a este espacio dispuesto a compartir una receta realmente suculenta, y por qué no decirlo, vistosa y aparente. Lo cual no quiere decir que se complicada ni costosa.

Y desde luego que hará las delicias de los amantes de los frutos de nuestros mares.

Para elaborarla necesitaremos 4 vieiras, 12 mejillones, 2 cebolletas, 2 dientes de ajo, un par de puerros, medio vaso de vino blanco, 1 cucharada de azafrán, 150gr de queso fresco, pan rallado, pimienta negra molida, aceite de oliva sal y perejil picado.

                                               
                                                                                 


En primer lugar limpiaremos las vieiras caso de que sean frescas ( también podemos encontrar la carne de estas ya limpia congelada ), retirando las partes viscosas.

Limpiamos a su vez los mejillones y se ponen a cocer con medio vaso de agua hasta que se abran. Una vez abiertos retiramos la carne y reservamos el caldo.

Una vez listos los moluscos procederemos a limpiar los puerros y a cortarlos en juliana. Pochándolos a posteriori con un poco de aceite. Cuando estén transparentes los sazonaremos, les añadimos el vino, el caldo de los mejillones y el azafrán, dejándolo reducir todo a fuego medio.
                                                     

Mientras esto ocurre aprovecharemos para picar la cebolleta y el ajo, todo ello lo más fino posible, poniéndolos después a pochar en una sartén con un poco de aceite de oliva.

Salpimentamos las vieiras y las incorporamos a la sartén junto con los mejillones.

No hace falta que estén mucho tiempo, solo unos minutos para que se hagan pero evitando que se endurezcan demasiado.

Y ya casi tenemos listo nuestro plato.

Solo nos falta mezclar en un bol el queso fresco bien desmigado junto con el pan rallado.

Colocaremos o bien en un plato pequeño ( como fue mi caso ) o bien en cada concha de vieira si disponemos de ellas, un poco de puerro. Sobre este una vieira, unos mejillones y lo cubrimos todo con la mezcla de pan rallado y queso fresco.
                                                                          

Introducimos la concha o el plato en el horno y lo gratinamos durante unos 3 o cuatro minutos, espolvoreando después con el perejil picado.
                                                          

Y ya está listo para servir. Como sugerencia yo propongo acompañarlo de un buen albariño, por ejemplo, uno de mis preferidos, que encaja a la perfección con este plato. Un Santiago Ruiz

Les puedo asegurar que la combinación de ambos será todo un placer.

martes, 10 de julio de 2012

DIPLOMACIA CARIBEÑA


Después de mi artículo presentándome de nuevo, me lanzo hoy con la crónica del primer maridaje con el que me he atrevido después de tanto tiempo.

En este caso se trata de un cigarro de los que considero imprescindibles en mi humidor, el cual he acompañado con un ron venezolano ciertamente agradable.

El cigarro elegido ha sido un Trinidad Robusto T. Un tabaco de aspecto suave, tacto esponjoso y con un aroma en frio a cuero y madera con algunas notas tostadas. Su vitola de galera es “Del Valle”, que es equivalente a un robusto, con una longitud de 124mm y un cepo 50.
El espirituoso que lo acompañó fue un ron Diplomático 12 años; un ron venezolano producido por Destilerías Unidas. Es este un ron muy elegante, con un color caoba oscuro y reflejos dorados. Añejado durante doce años en barricas de roble, tiene un cuerpo excepcional.

En nariz nos deja aromas con toques cítricos acompañados de azúcar y algunas notas de canela.
En boca es un ron muy agradable, con un dulzor muy marcado y  notas de madera , siendo su paso en boca muy suave.

El corte del cigarro lo efectué con mi inseparable cortapuros de doble hoja, retirando la característica perilla de esta marca de cigarros. Y el encendido, como no, con un encendedor tipo torch.
Desde el primer momento las bocanadas fueron amplias y sabrosas, y el sabor muy suave, dejando notas de madera y un levísimo amargor.

                                                   
Esas mismas bocanadas fueron ganando en cremosidad, fundiéndose esta a la perfección con el pronunciado dulzor y las notas pasteleras del ron.
Ya en el segundo tercio de la fumada se hicieron evidentes las notas tostadas con algunas puntas vegetales del cigarro, manteniendo esa acentuada cremosidad, haciendo la combinación con el ron mucho más redonda.
En el tercio final la fortaleza subió un punto pero la apreciación de sabores se mantuvo estable, destacando tal vez un poco más la madera, lo cual no hizo sino favorecer el maridaje con el ron, llegando a un equilibrio de sabores en boca más que sobresaliente.
Fue esta una muy acertada elección que recomiendo encarecidamente, especialmente a aquellos que prefieren combinaciones más suaves, o armónicas, sin grandes explosiones de sabores.
Puedo garantizar, sin miedo a equivocarme, que para aquellos que lo prueben, será todo un placer.