domingo, 30 de diciembre de 2012

PROPUESTA DE SENSACIONES


En estas fechas no son pocos aquellos que hasta última hora dudan sobre que menú les acompañará en las últimas horas del año que despedimos. Así que para aquellos más rezagados o para aquellos que aún tengan alguna duda va dedicado este artículo.

Más que una propuesta lo que pretendo es compartir con todos aquellos que se asomen a estas líneas la mesa que protagonizará nuestro fin de año, y de ese modo, tal vez alguien pueda tomar alguna idea.

El menú será simple y fácil de preparar, centrado principalmente en algunas combinaciones de sabores que pueden tomarse como base para diseñar cualquier menú.

Para comenzar, decir que en mi caso he de pensar en algo que contente a la benjamina de la casa, algo nada fácil, puedo asegurarlo. Así que comenzaremos con unos aperitivos a base como no, de un surtido de ibéricos, seguido de unas gambas blanca de la tierra, que he decir son una autentica delicatesen y un bogavante cocido.

Para terminar con los aperitivos y ofreciendo una completa variedad de los mismos acorde a  todos los gustos, adornaremos la mesa con un surtido de hojaldritos y mini quichés preparados por mi amigo Serge, que dirige magistralmente el local SAK DELICATESSEN, que ya fue objeto en su día de un espacio en este blog.
                                                            

Como plato principal mi propuesta es un rape a la donostiarra. Plato sencillo de preparar, suave y que estoy seguro que hará las delicias de todos.

Para elaborarlo solo necesitaremos un rape, una cebolla mediana, aceite de oliva, una cucharadita de pimentón dulce y otra de pimentón picante ( aconsejo pimentón de la Vera, la diferencia de precio merece sobradamente la pena ), una cabeza de ajo y un chorro de vinagre.

Cortamos la cebolla muy fina, regamos una bandeja de horno con aceite de oliva y colcamos en esta la cebolla. Sobre esta colocamos el rape, volvemos a regar con un poco de aceite y salpimentamos.

Precalentamos el horno a 180º  e introducimos la bandeja con el rape.

Mientras tanto pelamos los ajos y los cortamos en rodajas, calentamos aceite en una sartén y los ponemos a dorar. En este punto le podemos añadir un poco de guindilla si nos gusta ese leve toque picante.

Una vez dorados los ajos y con el aceite aún caliente pero fuera del fuego, añadimos el pimentón. Ligamos todo y reservamos.

Pasados unos veinte minutos retiramos el rape del horno, y emplatamos en una bandeja sobre la cama de cebolla.

Vertemos el caldo que ha producido la cocción del rape en la sartén con los ajos y el pimentón, añadimos un pequeño chorrito de vinagre y ligamos bien toda la salsa a fuego lento.

Una vez ligada regamos el rape con ella y ya tenemos listo nuestro plato.

Como dije, muy sencillo y rápido.
Para acompañar nuestra cena yo he escogido un solo vino, pues no soy muy amigo de combinar varios vinos en una misma comida. Y en esta ocasión, y como excepción, reservaremos el cava para el tradicional brindis y no para la comida.

El vino elegido es todo fuera de serie. Un D.O. Ferreiro “Cepas Vellas” 2010. Una auténtica maravilla.
                                                                                        

Y para el brindis, como he dicho, un cava que no le va a la zaga, un Maria Casanovas Brut Nature Gran reserva.

Después de tan especial cena el postre será algo sencillo y tradicional. Simple y llanamente un surtido de dulces navideños, como no podía ser de otra forma.

Y como colofón, como no, quiero proponer un maridaje sublime. Como cigarro un Cohiba Pirámides Extra, y para acompañarlo, un Whisky single malt que para mi gusto es algo muy muy especial. Un Caol Ila 12 años. Puedo asegurar sin miedo a equivocarme que la elección hará las delicias de todos aquellos que se aventuren a probarlo.
                                                                                        
Ya solo me queda felicitar a todos los lectores el nuevo año y desearles que sea cual sea su elección, su noche sea todo un placer.

 

sábado, 22 de diciembre de 2012

LA BUENA ESENCIA...


…se guarda en frasco pequeño, y eso es precisamente lo que ocurre con el cigarro que nos ocupa hoy este espacio.

Se trata de un cigarro de pequeño formato y gran calibre, algo bastante de moda en los últimos tiempos, aunque probablemente este fue uno de los pioneros.

Me refiero, como no, al Hoyo de Monterrey Petit Robusto, otro de esos cigarros imprescindibles en mi humidor y uno de mis favoritos como cigarro de aperitivo.

Es un cigarro con una longitud de 102mm y un cepo 50, con una vitola de galera “Petit Robusto”. De bonita factura, que en frio nos deja aromas a tabaco y cuero suave.

El color de su capa es colorado, y en el caso del ejemplar objeto de mi cata colorado maduro.

                                             
El corte lo efectué con un cortapuros de una sola hoja, y el encendido con un encendedor tipo torch de tres llamas.
Desde las primeras bocanadas, estas se muestran muy amplias y sabrosas.
En el primer tercio apreciamos un sabor intenso a tabaco desde el primer momento, con notas vegetales y recuerdos a tierra.
Poco a poco el cigarro va evolucionando dejándonos en su segundo tercio sabores especiados algo más intenso, apareciendo la madera y unas puntas dulzonas muy agradables.
El tiro es impresionante, como no podía ser menos en un cigarro de su calibre, y la combustión poco menos que perfecta.
En su tercer tercio persisten los sabores antes descritos, aumentando su intensidad con alguna leve nota tostada.
Una característica a destacar de esta pequeña obra de arte es su intenso aroma durante toda la fumada, algo que desde luego no pasará desapercibido a los amantes de los buenos cigarros.
Un cigarro de fortaleza que evoluciona de suave a media,  que a pesar de su pequeño tamaño se ha ganado un sitio entre los grandes y que nos regalará momentos que serán todo un placer.

 

domingo, 9 de diciembre de 2012

ESCAPADA FAMILIAR


Hay lugares y rincones en España que deberían ser de obligada visita. Por su belleza, su historia y lo que nos transmiten. Y uno de esos lugares es la ciudad de Granada y la Alhambra.

Hacía ya muchos años de mi última visita a tan emblemático lugar, y tenía una deuda pendiente con mis hijas, pues a pesar de vivir a menos de dos horas de camino aún no les había regalado la oportunidad de pasear por entre sus muros. Porque poder caminar por el interior de sus palacios, sus jardines… es más que un regalo.

Así que aprovechando el día de la Constitución organizamos una pequeña escapada. El día comenzó madrugando, pues para poder aprovechar la mañana y visitar los palacios nazaríes con tranquilidad me hice con las entradas el día anterior a través de internet, teniendo la entrada a las 10:30. Aquí quiero hacer un inciso para atreverme a dar un pequeño consejo.

Es muy deseable acceder a la página oficial del Patronato de la Alhambra, http://www.alhambra-patronato.es , para efectuar la compra de entradas con la suficiente antelación, pues el número de visitantes admitidos está limitado. La compra se hace en sólo unos minutos y es muy cómodo.

A pesar del madrugón, y como es costumbre, como suele decirse, casi nos cogió el toro, llegando a la hora señalada por los pelos.
                                                                           

Según avanzábamos en nuestro viaje pudimos comprobar cómo el termómetro iba descendiendo,  hasta alcanzar los 5º C. El día era inmejorable para la visita, con un cielo ligeramente entoldado, propio de estas fechas y un ambiente frio pero muy, muy agradable.
 

Tras una breve espera pudimos acceder a los palacios, y desde el mismo instante en que uno pone un pie en su interior, la sensación que le embarga  es indescriptible. Indescriptible por la belleza de su interior, de sus zócalos, sus techos, sus relieves y las impresionantes vistas desde todas y cada una de sus ventanas.

Fuimos recorriendo todas las estancias, pasillos, patios… procurando recrearnos en cada detalle, hasta llegar al emblemático patio de los leones, espléndido después de su completa restauración.

Una vez finalizado el recorrido por los Palacios nazaríes accedimos al impresionante palacio de Carlos V, y en su interior recorrimos el Mueso de Bellas Artes.

El último tramo de la visita lo dedicamos a recorrer los jardines del Generalífe, otro paseo incomparable durante el que disfrutamos de las preciosas vistas al barrio del Albaicín al tiempo que caminábamos junto a sus estanques y fuentes.
                                                     

La visita nos dejó un estupendo sabor de boca y espero que una huella que las más pequeñas de la casa no olviden y las lleve a regresar a tan especial enclave.


Para finalizar nuestro día granadino, y antes de iniciar el viaje de vuelta, como no, realizamos una visita culinaria.

En esta ocasión acudí a un local regentado por un reciente seguidor de este blog y con el cual entablé contacto a través de la red social Twitter.

Se trata del restaurante y gastrobar Oleum,  ( www.restauranteoleum.com ) dirigido por Gregorio García.

La visita fue de lo más agradable, en esta ocasión decidí optar por el gastrobar, pensando una vez más en las benjaminas, y he de decir que fue todo un acierto.

El servicio fue muy agradable, y la comida excelente, tanto en su presentación como la originalidad de algunas propuestas, como el secreto  de ibérico  sobre calabaza cortijera al ajillo. Este fue seguido de una pizarra Oleum, compuesta de un original San Jacobo de berenjena, lomo de orza, croqueta casera y unos huevos rotos.

Estos dos platos, ya generosos de por sí, fueron complementados por algunas de las tapas, cortesía de la casa y tan tradicionales en granada, a destacar un arroz sencillamente delicioso.

Una gran experiencia que no dudaré en repetir tan pronto como me sea posible y que recomiendo a todos los que visiten la capital granadina, porque además la relación calidad precio es excelente.
                                                                       

Un pequeño paseo puso fin a nuestra escapada, con una pequeña escala en una de las pastelerías con más tradición de Granada, Casa Isla, (http://www.pionono.com )  para satisfacer los deseos de la más pequeña de la casa.

Ya de regreso a casa, y como es costumbre, rematé el día a mi manera, en esta ocasión con un Partagás Serie E nº 2 y una copa de brandy 1885, que disfruté en mi pequeño reducto al tiempo que recogía las impresiones de tan singular maridaje, aunque eso… es otra historia.
Un día en familia, perfecto y que fue una vez más todo un placer.

 

domingo, 2 de diciembre de 2012

DOBLE CELEBRACIÓN


Quiso el destino que dos de las tres personas más importantes en mi vida, nacieran el mismo día, eso sí, con una diferencia de 32 años.

Es por ello que ese día en concreto sea tan señalado en casa.

Y como no, para celebrarlo me dispuse a preparar algo realmente especial a la vez que sencillo.

De nuevo recurrí a unos de los reyes del mar, de carne blanca y fina, que ya ha sido protagonista de otro artículo. Me refiero al rodaballo. Y la forma elegida para prepararlo fue en papillote.

Esta forma de preparación consiste en colocar el lomo del pescado sobe una hoja de papel de aluminio colocando sobre este unas verduras, regándolo con un poco de aceite de oliva, sazonándolo y cerrando el papel como si de un sobre se tratara, dejando todos los bordes de este sellados con varios dobleces.

En mi caso, antes de colocar las verduritas, que fueron un poco de puerro cortado muy finamente en juliana, un poco de cebollino y unas hojas de albahaca fresca, espolvoree sobre el pescado una pizca de Pimentón de la Vera. Lo justo para aromatizarlo un poco.

Y una vez cubierto con las verduras le añadí un toque personal y especial, una gambas rojas.

Finalmente solo restaba cerrar el “sobre” de papel de aluminio e introducir en el horno que previamente había calentado a 180º.

En diez minutos el plato estaría listo. Un dato importante a tener en cuenta es que cuando se sacan los “sobres” de papel de aluminio del horno hay que ser prudentes al abrirlos, pues el vapor que se genera en su interior, al salir, puede quemarnos.
                                                     

La mesa se completo con unos berberechos salteados, y para acompañar ambos platos un cava realmente especial y acorde con la ocasión. Un Oriol Rossell Reserva de la Propietat Brut Nature.
                                                                

La nota dulce la puso el  postre, una espectacular tarta de cuajada a la que también di un toque personal, convirtiéndola en tarta de cuajada y de chocolate. Solo el nombre ya suena casi pecaminoso.

Como no podía ser de otra forma, la celebración merecía un colofón especial. En esta ocasión un cigarro elegante, suave y lleno de matices. Un Davidoff Millenium blend Pirámides. Una pirámide impresionante, con una longitud de 156mm y un cepo 52.

Toda una delicia que acompañé con otro viejo conocido de este espacio y con el que comparto no pocos momentos y cigarros. Me refiero a un Macallan 12. La combinación de ambos fue todo un éxito y se la recomiendo a todos los aficionados a estos pequeños placeres.
                                                                         

Un día muy especial rodeado de los míos y que todos disfrutamos enormemente, en especial como no, las dos homenajeadas. Y por supuesto, un día que fue todo un placer.
 

martes, 16 de octubre de 2012

DE RECETAS. DULCE QUE TE QUIERO DULCE


Hoy me asomo de nuevo a este espacio para compartir una de mis incursiones en el mundo de la repostería. Probablemente con la que pueda que sea mi tarta favorita, bueno, compartiendo ese puesto con otra realmente especial y que pronto compartiré también cono todos los que tengan la amabilidad de visitar este pequeño rincón de la red.

Se trata de la tarta de queso. Una tarta de sencilla preparación y que puede ser un magnífico colofón a cualquier comida.

Para elaborarla empleé para la base dos paquetes de galletas ( unas 20 o 25 aproximadamente ) tipo chiquilín o similar, yo las use de una conocida marca blanca, unos 80 gramos de mantequilla y un par de cucharaditas de azúcar vainillado.

Para el relleno necesitamos dos tarrinas de queso de untar ( 400 gr ) un yogurt griego, 200gr de azúcar, 6 huevos y dos yemas y tres cucharadas de harina de repostería.

La cobertura es al gusto, para ello podemos emplear mermelada de la que más nos guste. Yo por ser un poco purista utilicé confitura de arándanos.

Bueno pues ya que tenemos los ingredientes vamos a la tarea.

En primer lugar, y mientras calentamos el horno a 180º, trituramos las galletas hasta convertirlas  en una especie de harina. Cuanto más molidas mejor nos quedará la base. Un consejo, lo mejor es hacerlo con la batidora. El que suscribe lo hizo totalmente a mano y créanme, hasta lograr la textura deseada el brazo sufrió lo suyo.

Una vez tengamos las galletas trituradas derretimos la mantequilla, y cuando este líquida la mezclamos con las galletas y el azúcar vainillado, formando una pasta lo más homogénea posible.

Sobre la base un molde de horno desmontable extendemos la pasta lograda con la ayuda de una cuchara o los dedos, procurando elevarla un poco por los bordes.
                                                                   

Introducimos el molde con la pasta en el horno y dejamos cocer unos diez minutos al objeto de lograr que pierda la humedad de la mantequilla y se dore.

En un bol colocamos el azúcar junto con los huevos. Lo batimos todo hasta lograr una mezcla lo más uniforme posible. Nos ha de quedar algo espumosa y blanquecina.

Añadimos el queso, el yogurt y las cucharadas de harina y batimos todo hasta que la nos quede una masa uniforme y sin grumos. Esto último es muy importante.

Para entonces la base ya estará casi crujiente. La retiramos del horno, dejamos que enfríe un poco y vertemos sobre el molde todo el relleno.
                                                      

Subimos la temperatura a 200º y lo introducimos en el horno no sin antes tapar con papel de aluminio para evitar que se nos queme.

Pasados diez minutos bajamos la temperatura a 180º y dejamos cocer una hora más.

Transcurrido ese tiempo con un tenedor o con una barra de brochetas comprobamos si el interior de la tarta está aún húmedo o no. Si es así la dejaremos unos minutos más. Si por lo contrario este sale seco apagamos el horno y dejamos la puerta entreabierta para que la temperatura vaya bajando poco a poco.

Una vez enfriada sacamos la tarta y la desmoldamos. La textura debe ser similar a la de un flan solo que un poco más consistente.
                                                                                   
La cubrimos con la confitura elegida y la dejamos en la nevera hasta el día siguiente. Se que será difícil tener paciencia, sobre todo para los más golosos de la casa ( que no siempre son los más pequeños ) pero créanme merece la pena esperar. Y cuando llegue el momento no duden de que será, todo un placer.
 

 
 

lunes, 8 de octubre de 2012

SUBLIME LONGEVIDAD


Poco a poco he ido acumulando en mi húmidor una pequeña colección de lo que yo considero pequeñas joyas que trato de cuidar con esmero y que espero al momento adecuado para degustarlas.

Entre ellas guardaba un par de Montecristo Sublimes, Edición Limitada de 2008, que he dejado  añejarse durante cuatro años.

Y hoy, después de probar una receta recomendada por La cova del Llop Marí (http://la-cova-del-llop-mari.blogspot.com.es/ )he decidido rematar la tarde encendiendo uno de esos Montecristo, maridándolo con un whisky no muy difundido y que también guardaba con el mismo esmero. Y ha sido todo un acierto.
 
La receta en cuestión ha sido unos filetes de salmón fresco en salsa de limón y azafrán acompañados con unar verduritas al vapor aromatizadas con con curry y orégano. Un plato sencillo, sabroso, ligero  y sencillamente espectacular. Creo que cualquiera que entre en este espacio debería atreverse con ella, el éxito está garantizado.

El cigarro es una vitola de galera Sublime, con una longitud de 160mm y un cepo 54, elaborado con tabaco sometido a una doble fermentación.

Un cigarro de aspecto imponente, con una capa en origen carmelita oscuro a la que los años en el humidor han ido oscureciendo aún más. En frio nos deja aromas muy profundos a tabaco, heno y cuero.

Como maridaje he escogido un whisky blended de doce años, un Old Parr. Whisky de un precioso color dorado, muy limpio, que en nariz es ligero y fresco con un toque floral y leves notas de roble. Como curiosidad reseñar la leyenda  nos cuenta que el viejo Parr, al cual debemos esta delicatessen llegó a vivir 152 años, y así queda reflejado en la original labrada botella en la que se nos presenta.
 
                                                      

En boca percibimos esa misma limpieza, con recuerdos a melocotón, almíbar y fruta madura.
Desde la primera bocanada, el cigarro se muestra increíblemente sabroso, proporcionando bocanadas muy amplias y aromáticas.
Apreciamos en su primer tercio algunas notas a cacao, y frutos secos, dejándonos al final algunas puntas dulzonas.
En este estadio de la fumada, la combinación con el whisky denota la preeminencia de este último, proporcionándonos unas leves puntas amargas.
A partir de este punto, y entrando en el segundo tercio del cigarro, comienzan a desvelarse sabores con recuerdos a tierra, manteniéndose el cacao y apareciendo de un modo algo más marcado la madera.
 
                                                      

Según avanzamos en la fumada la fortaleza se acrecienta, y la conjunción con el whisky nos descubre un complejo conjunto equilibrado de sabores que yo calificaría de espectacular, haciendo que el paso en boca sea extremadamente agradable y suave.

Es entrando en el tercer tercio cuando a la par que aumenta la fortaleza del cigarro y disminuyen las puntas dulzonas se incrementan los sabores terrosos y en armonía con el whisky nos deja una muy agradable cremosidad en boca.  

Tanto el tiro como la combustión son perfectos, no siendo necesaria la rectificación en ningún momento.
Una fumada de las que nos cuesta trabajo asumir que ha de finalizar y cuyo maridaje con este espirituoso nos dejará plenamente satisfechos. Como siempre, todo un placer.


 

sábado, 22 de septiembre de 2012

DE MARIDAJES. CON PERSONALIDAD


De nuevo regreso a este espacio para compartir el último maridaje que he tenido ocasión de realizar y que me ha proporcionado un momento realmente placentero.

Después de una comida en familia en la que hemos disfrutado de una espectacular fideuá, regada con un vino que no puedo dejar de recomendar, un Protos verdejo 2011, decidí rematarla con una de las pequeñas joyas de mi humidor.
                                                                       

Se trata de un Partagás serie D nº 5 edición limitada 2008.

Su vitola de la galera es petit robustos, con una longitud de 110mm y un cepo 50.

Su aspecto es ya de por si un adelanto de lo que nos espera después. Un cigarro elegante con una capa madura, tacto esponjoso y con aromas en frio en los que predominan la tierra y el tabaco sobre cualquier otra percepción.

Para acompañarlo la elección ha sido otra perla de mi pequeña bodega. Un brandy no muy extendido pero que es también toda una joya, y al que me une una relación muy especial por mi vinculación familiar al enólogo responsable de su creación hace ya mucho años.

Se trata del brandy gran reserva 1885 de bodegas Lopez Hermanos.

Este brandy tiene una crianza de de 20 años en botas de roble americano que previamente han contenido vinos Pedro Ximenez durante más de 30 años.

De color caoba oscuro, limpio y brillante, en nariz nos trae recuerdos a vinos de Málaga, con notas avainilladas y recuerdos a frutos secos y tostados.

Es muy redondo en boca y de paso suave.

El corte lo efectué con un cortapuros de doble hoja, y el encendido con un encendedor torch de triple llama.
                                                                         

La combustión es excelente desde el primer momento, y durante toda la fumada solo fue necesaria una pequeña rectificación.
Las bocanadas son extremadamente sabrosas desde la primera, desvelándonos la gran personalidad de este cigarro.
En boca apreciamos sabores con recuerdos a tostados, algo terrosos y algunas notas de madera, así como un levísimo amargor que va desapareciendo paulatinamente.
En los primeros momentos, la combinación con el brandy nos deja un patente predominio de este, algo por otro lado perfectamente normal. Pero según avanzamos en la fumada los sabores se van conjuntando y equilibrando según notamos como aumenta la fortaleza del cigarro y el sabor a tabaco, acabando a partir del segundo tercio en toda una explosión de sabores y sensaciones que nos deja una cremosidad poco común y algunas notas pasteleras muy agradables.
La combinación del tercer tercio con el brandy es sencillamente perfecta, dejándonos sensaciones muy suaves y agradables.

Un maridaje que recomiendo sin duda alguna y que revela la acusada personalidad de ambos.

No dejen de probarlo, puedo asegurar que será todo un placer.

domingo, 16 de septiembre de 2012

EL RETIRO SOÑADO


No hace mucho, en un  post reciente, hice referencia o uno de esos lugares que considero “especiales”. En este caso, no es solo por lo que significa en lo personal y por todo lo que he vivido en él, sino porque es uno de esos lugares, que a simple vista no ofrece nada fuera de lo común, pero que tiene un encanto especial. Y tal vez ese sea su mayor encanto, que es un lugar muy común, donde uno puede perderse, pasar totalmente inadvertido, llevar una vida simple y disfrutar de los pequeños placeres cotidianos que se nos ofrecen cada día.

El lugar en cuestión es La Cala del Moral. Un pequeño pueblecito situado en la costa malagueña, a tan solo unos doce kilómetros de la capital y perteneciente al municipio del Rincón de la Victoria.
                                                              

Allí llegue por primera vez en el verano de 1985, y desde entonces no he dejado de volver ni un solo año.

Es un pueblo de ambiente familiar, afortunadamente aún no masificado ni siquiera en los meses de verano, que aún conserva la mayoría de las pequeñas casas de pescadores que antiguamente eran sus únicos moradores.

Desde su paseo marítimo se tiene un vista privilegiada de la bahía de Málaga.
                                                                                 

Sus playas han sido testigos de mis inicios en el mundo de la pesca, otro de mis hobbies, no siempre con igual fortuna en mis lances, y aun hoy día suelo pasar alguna que otra tarde buscando la picada de herreras, sargos o palometas.

En una ya lejana mañana de  agosto me encontraba allí cuando me dieron una de las noticias más importantes de mi vida y que marcaría el inicio de mi carrera profesional.

También es el lugar donde conocí a la que hoy es mi mujer, y en su pequeña iglesia, que pude ver como se levantaba desde sus cimientos, gracias al esfuerzo y tesón de D. Manuel,  fueron bautizadas mis hijas.

He tenido la gran fortuna de observar de niño como se recogía el copo, tradicional arte de pesca malagueña, incluso en alguna ocasión mis manos colaboraron a tan esforzada tarea, teniendo como recompensa el ver los cubos llenos de los exquisitos y codiciados chanquetes.
                                                         

Como queda patente, es un lugar muy importante y especial para mí, tanto que si algo tengo,  o mejor dicho, tenemos claro a estas alturas de nuestra vida, es que es el lugar en el que pasaremos nuestros días de retiro. El lugar donde espero poder relajarme cada día y disfrutar de mis habanos ya sea a la orilla del mar esperando esas codiciadas herreras o ya sea simplemente sentado disfrutando de las maravillosas vistas.

Los amaneceres, viendo salir el sol tras los acantilados de el Cantal son espectaculares, y no lo son menos los atardeceres con la bahía de Málaga al fondo.
                                                                              
Un lugar que merece la pena visitar y que no podía dejar de mencionar en este espacio.

Un lugar que es todo un placer.

 

miércoles, 29 de agosto de 2012

DE RECETAS. LOMO DE CERDO A LA HORTELANA


En esta ocasión me asomo a este espacio para proponer una receta propia, bastante sencilla de elaborar y muy sabrosa.
Para su elaboración utilicé un lomo de cerdo, pero en anteriores ocasiones he usado pollo o incluso  ternera, por lo que se nos abre el abanico de posibilidades a la hora de atrevernos con este plato.
Como ingredientes usé, como ya he apuntado, un lomo de cerdo de aproximadamente 1kg, un pimiento rojo, una cebolla, dos zanahorias, tres champiñones cortados en láminas, medio vasito de vino dulce ( en mi caso pedro ximénez, he de confesar que lo mío con este vino a la hora de cocinar se puede calificar de adicción ), tres cucharadas de vinagre de módena, pimienta negra, sal , aceite de oliva y vino blanco.
En primer lugar ponemos cuatro cucharadas de aceite de oliva a calentar en una cacerola de tamaño adecuado al lomo. Realizamos dos o tres cortes profundos en el lomo y lo ponemos a dorar.
                                                     
Al mismo tiempo cortamos toda la verdura en daditos y la ponemos a pochar a fuego lento en una sartén con tres cucharadas de aceite de oliva. Yo, particularmente siempre pongo en primer lugar los pimientos, pues estos tardan más en cocinarse, después añado los champiñones y por último la cebolla.
Es importante que se poche muy poco a poco.
Un vez que veamos que está toda la verdura blanda, y la cebolla transparente, le añadimos  el pedro ximénez y dejamos reducir lentamente.
                                                                                          
Mientras tanto, pelamos cuatro dientes de ajo, los aplastamos con el dorso del cuchillo y los incorporamos a la cacerola con el lomo.
Cortamos las zanahorias en rodajas finas y hacemos lo mismo que con los dientes de ajo. Salpimentamos y dejamos seguir dorando siempre a fuego muy lento.
Volvemos a la sartén con las verduras. Incorporamos ahora el vinagre de Módena y dejamos seguir reduciendo unos diez minutos.
Cuando los ajos y la zanahoria estén dorados añadimos a la cacerola con el lomo tres vasos de vino blanco, tapamos y dejamos cocer durante unos quince minutos.
                                                                                     
Durante esos quince minutos retiramos las verduras y las pasamos todas por la batidora cuidando que quede un puré lo más fino posible.
Cuando haya pasado el tiempo marcado incorporamos el puré a la cacerola con el lomo, mezclamos bien y dejamos que se haga todo unos cuatro o cinco minutos más. 

Y ya está. Ya tenemos listo nuestro plato.
                                                       
Para acompañar, sugiero por ejemplo unos pimientos de Padrón, y por supuesto un buen vino que dejo a la elección de todos ustedes, afortunadamente en cualquier rincón de nuestro país encontraremos un caldo adecuado para esta receta. Espero que se animen a probarla, será todo un placer.

miércoles, 15 de agosto de 2012

UNA NOCHE DE AGOSTO


Hace algunos años, bueno, para ser completamente sincero, algo más que algunos, circunstancias de la vida me llevaron a trasladarme junto con mis padres a Málaga. Y al año de estar allí, comenzamos a pasar los veranos en un lugar, que para mi, por aquel entonces, era como cualquier otro, pero que con el tiempo se ha convertido en mi verdadero santuario, un lugar en el que se han gestado los momentos más importantes de mi vida, donde conocí a la que hoy es mi mujer, lugar al que he regresado año tras año sin faltar ni uno solo, y lugar al que sueño con retirarme cuando me llegue el momento.

Pero ese lugar será objeto de un próximo artículo. Hoy quiero centrarme en las sensaciones que me transmitió un cigarro recomendado por un compañero de blogs y afición.

Cigarro que pude degustar en ese maravilloso lugar que acabo de introducir, en la tranquilidad de una preciosa noche de agosto, contemplando el Mediterráneo y acompañándolo con un Gin Tónic.


El cigarro en cuestión es un Casa Magna Robusto Colorado, cigarro de origen nicaragüense, con una longitud de 140mm y un cepo 52.

Su aspecto es el de un cigarro muy bien elaborado, con una bonita capa colorada oscura, algo aceitosa y de tacto ligeramente esponjoso. Es, en mi opinión de esos cigarros cuyo aspecto nos invita ya a degustarlo, cosa que no ocurre con todos.

Otro aspecto a destacar es su vistosa y elegante anilla.

En frio nos trae olores con cuero muy marcado con recuerdos a café y alguna nota especiada.

El corte fue realizado sin problemas con un cortapuros de doble hoja, y el encendido con un encendedor torch de doble llama.

Desde el primer momento nos desvela un tiro muy correcto, y las primeras bocanadas se muestran muy suaves y agradables.

En su primer tercio las bocanadas progresan en sabor y amplitud, dejándonos un sabor muy marcado a tabaco, con unas leves notas vegetales y apareciendo esas notas de cuero que apreciábamos en su aroma en frio. El aroma es muy agradable, quedándonos al final un leve posgusto amargo.

La combustión fue casi perfecta, necesitando solo una leve rectificación.

Ya al final del primer tercio, y comienzos del segundo la fortaleza se incrementa sensiblemente, pero sin pasar de lo que yo consideraría media o media fuerte, marcándose mucho más el sabor a tabaco y volviéndose un cigarro mucho más cremoso, con pequeñas notas pasteleras y de cacao.

                                    

Los minutos iban pasando y poco a poco el cigarro iba dejándome toda su esencia, haciéndome disfrutar del momento, de la suave música que me acompañaba y del sonido de las olas al romper en una noche en la que el Mediterráneo se agitaba en la costa malagueña con un leve temporal de poniente.
El momento no pudo ser más completo, y alcanzando el tercer tercio no aprecié cambios en el cigarro, sino una reafirmación de todos los sabores ya percibidos y un levísimo incremento de la fortaleza, dejándome la sensación de un cigarro redondo, tan redondo como el momento del que disfruté en este sencillo pero privilegiado enclave.
Sin duda un compañero con el que compartiré más de un rato de aquí en adelante. Como siempre, todo un placer.