Hace unos días me senté frente a
una hoja en blanco con la intención de proponer un nuevo maridaje y aprovechar
la ocasión para rendir un pequeño y humilde homenaje recordando a un grupo de
buenos amigos con los que he compartido momentos únicos, amigos a los que hace
ya unos meses que no veo y con los que espero compartir muchos otros ratos de
disfrute.
Son gente que realmente merece la
pena, gente simple y llanamente buena; con ellos, hace ya un tiempo, tuve la
ocasión de maridar el cigarro y el whisky que hoy traigo a estas líneas, y a
ellos quería dedicar este artículo. A Javier, Jorge, Manolo, Miguel, Javi, Lorenzo,
Adolfo, Paco, Johnny, Jesús… pero justo
cuando tenía ya esbozado el mismo recibí la inesperada noticia de que uno de
ellos ya no está entre nosotros. Y ello
hizo que por un tiempo dejara de escribir en este espacio. Lo intenté varias
veces, y otras tantas encontré una excusa para no decidirme a ello.
Y justo cuando me disponia
a hacerlo, durante las vacaciones estivales, nos informaron de que otros de
nuestros habituales se había marchado para siempre.
Así que aunque este artículo está
dedicado, como ya he dicho a ese grupo de buenos amigos, lo está de un modo muy
especial a dos tipos singulares, uno socarrón, con un sentido del humor
peculiar, que disfrutaba como nadie de una buena comida, un buen vino y, como no,
de un buen habano, especialmente de ese Partagás 8-9-8 que siempre nos recordaba. El otro, alguien
que supo disfrutar de la vida como nadie, ambos, excelentes personas. Tenía una
deuda con ellos y con estas líneas les rindo el homenaje que merecen.
Seguro que allí donde esteis ya
habreis localizado una buena cava y nos contemplareis desde arriba con un
cigarro en la mano.
El maridaje de hoy es muy
especial, y un grupo de amigos así es merecedor de un maridaje como este.
El cigarro al que me refiero eso
toda una joya del vitolario, un Cohiba BHK 56, y el destilado un single malt de
mis preferidos, Caol Ila 12 años.
Ese Cohiba es realmente especial,
de aspecto precioso imponente a la vista.
Su capa carmelita presenta tintes colorados y se percibe muy fina y cuidada,
como no podía ser menos.
Su gran cepo facilita un tiro más
que excelente, y su combustión es pareja durante toda la fumada, no ofreciendo
irregularidad alguna. No cabe duda que estamos ante la máxima expresión de un
cigarro Premium.
Tiene un sabor a tabaco muy intenso, característico
de la marca, adornado con leves toques amargos, a tierra y puntas especiadas. Según
avanzamos en la fumada apreciamos algunas notas vegetales y tostadas, dejándonos
después de cada bocanada recuerdos de cedro, frutos secos y vainilla. Todo ello nos aporta una
cremosidad realmente notable, que a mi particularmente me recuerda al que
probablemente sea mi cigarro preferido, ya imposible de encontrar. Me refiero
como no al Cohiba Sublimes. Cigarro junto al que he pasado momentos señalados
que para siempre guardaré en mi memoria, como cuando pise España por primera vez
después de haber pasado siete meses en el corazón de Africa, en la frontera
entre Chad y Sudán.
El espirituoso elegido para
acompañar a esta joya del vitolario es un whisky que podemos calificar con una
sola palabra, Elegante. Yo, particularmente soy muy aficionado a los maltas
procedentes de la isla de Islay. Son estos unos maltas muy singulares que a
nadie dejan indiferente. Pero este en concreto une a sus virtudes la suavidad.
Tienes un color amarillo pálido,
y en nariz desprende ese aroma ahumado tan característico de los whiskies de
dicha procedencia, con toques de ceniza, clavo y un fondo yodado muy suave.
En boca percibimos ese toque
ahumado, a turba y esas notas salinas que nos recuerdan a mar en combinación un ligero toque herbáceo,
siendo de paso aterciopelado y cálido.
Y son precisamente esas notas
salinas y ahumadas las que en combinación con la cremosidad del cigarro
conforman un maridaje realmente excepcional.
Una combinación que puedo
calificar sin margen de error como una pareja de ases. Un maridaje que pudimos disfrutar junto a
nuestros amigos ya desaparecidos y que ahora he vuelto a saborear como homenaje
a ellos.
Haber compartido momentos con
ellos y con todos los que conforman nuestro pequeño grupo ha sido y será siempre
todo un placer.
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