domingo, 24 de abril de 2011

SEMANA DE PASION Y EXCLUSIVIDAD EN MALAGA

Es abril, y en abril Málaga huele a incienso y al azahar del patio de los naranjos de su Santa Iglesia Catedral. Y se viste del rojo de los claveles que cubren a Jesús Cautivo, Señor de Málaga, del blanco con el que resplandece Maria Santísima del Rocío, del verde sarga de los caballeros legionarios que acompañan al Cristo de la Buena Muerte a los sones del Novio de la muerte y del negro luto de las túnicas de la cofradía del Santo Sepulcro.
Málaga en estas fechas es un hervidero de gente, gente que acude a ver su impresionante Semana Santa; a ver como el fervor popular saca a recorrer las calles un patrimonio artístico sin parangón y como ese fervor popular se expresa de ese modo tan peculiar en este hermoso rincón de Andalucía que mira al Mediterráneo.

Desgraciadamente este ha sido un año atípico, y sólo cuando el tiempo ha dado tregua hemos podido contemplar la preciosa estampa de los tronos en la calle.

Pero además de disfrutar de la Semana Santa malagueña en sí, en esta ocasión he aprovechado para visitar un lugar con el que desde hacía tiempo tenía una cita pendiente y al que por diversos motivos aún no había podido acudir.
Me refiero al restaurante Montana, situado en el malagueñísimo barrio de la Victoria, a escasos metros del santuario del mismo nombre.
 
El restaurante se ubica en una antigua casona construida a finales del siglo XIX, reformada con gran gusto y acierto, algo que no siempre se puede decir.

Lo primero que nos llama la atención al acceder al restaurante es su sobriedad y elegante sencillez, así como los altísimos techos de todas las estancias, algo habitual en las construcciones de la época.
Disponen de varios comedores y reservados, aptos para todo tipo de reuniones, así como de un magnífico patio en el cual podremos disfrutar del agradable clima malagueño.
 
El ambiente es muy cuidado, y hace que uno se sienta cómodo desde el primer momento.
El servicio es así mismo muy cordial y eficiente, no dejando escapar ningún detalle.
La carta no es muy extensa, siendo el apartado de los entrantes donde podemos encontrar más variedad, pero no por ello quiero decir que no sea completa, porque sí lo es. No siempre una carta muy amplia es sinónimo de una carta completa. De todos modos no la relacionaré, dejando que sea el lector el que descubra la exclusiva y original oferta que tiene en su interior.

Antes de realizar nuestra elección nos atenderán con uno pequeños aperitivos cuidadosamente elaborados y presentados. En mi caso fue una pipirrana de pulpo acompañada de unas papas “baby” arrugas con mojo.

Quisiera comentar en este punto que la impresión general que obtuve es que en este local todo está muy medido y estudiado.

Como plato de entrante elegimos una Ensalada verde con Mouse de Ajoblanco y vinagreta de frutos secos, un plato muy ligero pero servido en la cantidad justa, y una creación  realmente original tanto por la textura dada a ese plato tan típicamente malagueño como por la mezcla de sabores.

Mi acompañante eligió el Calamar con arroz negro y ligero ali oli. Un plato con una gran presentación y mejor final. El arroz en su justo punto, suelto y cremoso al mismo tiempo, muy sabroso y el calamar con la textura perfecta que le da el ligero toque de plancha.

En mi caso me decanté por el Taco de Bacalao con sopita de ajo, un plato algo más simple pero no por ello menos atractivo, y de hecho quedé muy satisfecho con mi elección.

Para acompañar la comida nos decidimos por uno de los vinos recomendados por la casa. Hay que decir en este punto que la carta de vinos extensa y completa, cubriendo toda la gama imaginable de opciones.
El elegido fue un Mont Ferrant Gran Cuvee Brut. Un vino muy equilibrado y que fue un excelente compañero para la cena.
 

A la hora del postre compartimos una Espuma de gachas tibia con trufa de chocolate y cristal de anís. Un manjar dulce que remato la estupenda cena.
De nuevo la casa nos sorprendió con una miniaturas dulces entre las que destacaré una excelente trufa de chocolate. 
Como resumen reseñar que es un lugar muy recomendable, que aconsejo visitar y que de seguro no dejará indiferente a nadie. Dispone de una pagina web en la que podemos consultar tanto la carta como lo menus que ofrecen así como realizar un pequeño recorrido por sus estupendas instalaciones, http://www.restaurantemontana.com/

Por desgracia no pude culminar la cena como me hubiera gustado, pues el tiempo no acompañó y no pude disfrutar del magnífico patio degustando uno de los habanos que podemos encontrar en el humidor de que dispone el restaurante. Pero no tengo la más mínima duda de que pronto podré repetir la experiencia rematándola con un buen  cigarro al que de seguro encontraré su apropiado maridaje y que espero poder compartir de nuevo en este espacio.
Pero una vez más y a pesar de la climatología, fue todo un placer.

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