martes, 5 de julio de 2011

DE MARIDAJES. CABALLERO ESPAÑOL, SEÑORIO ESCOCES

Tarde de domingo, buena temperatura, bueno dos o tres grados menos no habrían estado mal, y nuestro campeón Nadal enfrentándose a quien le acababa de arrebatar su trono en su quinto partido como finalista del torneo de Wimbledon.

Y para acompañar a la ocasión, elegí un maridaje especial. Como cigarro, sobre la mesa, un Sancho Panza Quijote Edición Regional exclusiva para España, y junto a él la estilizada y elegante botella de Macallan 12. Todo un reto.

Este whisky es un escocés de la zona de Speyside, muy suave, con recuerdos a miel y con notas muy cremosas y dulces. De intensidad media, casi sin turba y sin notas salinas o yodadas.

                                                         

El cigarro escogido pertenece a una de las ediciones regionales que últimamente viene produciendo Habanos S.A., ediciones estas cuya comercialización se circunscribe a una zona geográfica determinada. Aquí en España hemos disfrutado ya de un Punch, un Alejandro Robaina y ahora este Sancho Panza, y en Oriente Medio por ejemplo se comercializaron los imponentes Phoenicios de Ramos Allones, de los cuales pude hacerme con una caja y que eran sencillamente sublimes, es más aún me queda un ejemplar que estoy añejando en mi humidor y que de cuando en cuando admiro.

El Sancho Panza Quijote es un cigarro con vitola de galera Prominente, un cepo 49 y una longitud de 194mm.
De aspecto elegante e imponente a la vez, capa color carmelita clara y un aroma en frio intenso a tabaco y cuero.

         

Una vez encendido su tiro se adivina correcto, no se puede pedir más a un cigarro con esta vitola, y la combustión es un poco irregular, necesitando durante la fumada de un par de correcciones.

En su primer tercio advertimos un leve amargor, notas especiadas y sabores vegetales.
En esta parte de la fumada, al conjugarlo con el Macallan, predomina este último, algo normal, acentuándose las notas amaderadas del whisky pero dejándonos al final un posgusto con puntas dulzonas que vaticina algo muy interesante.
                                                   

En el segundo tercio se incrementa el amargor, aparece la madera y se hacen más patentes las notas vegetales y especiadas con algunas puntas dulces.
Es aquí donde vemos como la combinación con el espirituoso se vuelve armoniosa, fundiéndose esas notas vegetales a la perfección con el sabor del mismo, siendo el posgusto muy agradable y con notas dulzonas.

Ya en el tercer tercio los sabores del cigarro se vuelven más profundos, aumentando el sabor a tabaco y la madera, pero manteniendo las notas vegetales que son una constante en toda la fumada. Aquí el cigarro gana en fortaleza y a la hora del maridaje predomina un punto por encima del Macallan, pero la combinación sigue siendo muy muy agradable.

La bocanadas fueron amplias y profundas durante toda la fumada, aproximadamente una hora y cuarto, llenas de sabor en todo momento.

Un maridaje que realmente me agradó y satisfizo plenamente, y que me ayudó a sobrellevar la tarde a pesar de la derrota de nuestro campeón, aunque como siempre cayó como lo que es, un autentico ganador. Otra vez será Rafa, pero aun así, fue, todo un placer. 

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