jueves, 30 de junio de 2011

EVOCANDO A DON ERNESTO

Como los habituales del blog ya sabrán, no solo soy un gran aficionado a los habanos, la gastronomía también entra dentro de mis aficiones.
Y sin duda, uno de los lugares de España donde esta es uno de sus principales atractivos y referentes, es Pamplona.

Por circunstancias he pasado unos días en la capital Navarra, días que me han permitido recorrer alguno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y sus cercanías.

Mi primera salida me llevó a buscar los emblemáticos “pintxos”, y para ello, nada mejor que las calles que conforman en casco antiguo y que todos reconocemos recorridas por esa multitud ataviada de blanco y pañuelos rojos participando de los encierros más conocidos en el mundo.

Es allí donde encontramos locales como la Mandarra de la Ramos, La cocina de Alex Múgica y como no, justo en una de las entradas a la Plaza del Castillo, El Gaucho (http://www.cafebargaucho.com/).

 

Probar los “pintxos” de este establecimiento es toda una experiencia, por su originalidad, su presencia y su combinación de sabores.
Es un local típico, pequeño, siempre abarrotado, que recoge todo el encanto del lugar. Además sus reconocidos pintxos han sido acreedores de numerosos premios. Mi consejo es acompañar estos con cualquiera de los magníficos caldos de la tierra.
 Podemos mencionar, entre otros muchos la “Tarrina Gaucha”, el exquisito pintxo de anchoas, las Albóndigas de bacalao con queso, el pintxo de txangurro con queso o el Crocanti de morcilla con foie.
 

Otro de los momentos de mi estancia me llevó a salir con el ánimo de conocer uno de los hermosísimos parajes naturales navarros. Así que me dirigí hacia el valle de Baztan, y desde luego que los 40 kilómetros de trayecto ya merecieron  la pena, tanto por lo hermoso del paisaje como por el recorrido posterior por las calles de la villa de Elizondo.

Ya de regreso a la capital Navarra, la parada para la comida fue en un coqueto hotel-restaurante llamado Juan Simón, donde pudimos disfrutar de una excelente cocina tradicional y casera.

Pero la cena de esa noche merece un capitulo aparte.
Muy cerca del Gaucho, ya mencionado anteriormente, en una de las calles de salida de la Plaza del Castillo, se encuentra un conocido hotel, el hotel Europa, ( http://www.hreuropa.com/ ) y dentro de este, encontramos el restaurante que lleva el mismo nombre.
 
Un lugar que lo cautiva a uno desde el momento que se accede a él.
Muy sencillo y elegante, decorado con tonos suaves. Dispone de varios salones de diferentes tamaños, lo cual permite, en caso de necesitarlo, celebrar reuniones con mayor privacidad.
La carta es muy completa, y dispone de la opción de elegir entre dos menús degustación diferentes que recorren todas la especialidades de la casa.

En mi caso nos decantamos por uno de estos, y fue una decisión más que acertada.
En el plano de los vinos, tienen una excelente oferta, con caldos tanto nacionales como extranjeros.
Yo me decanté por un vino de la tierra, un Fincas de Unzu 2010 que me resulto muy agradable y un perfecto compañero para los platos del menú que elegimos.
 
Dentro del menú he de hacer especial mención a la ensalada de langosta con aceite de trufa, o al rape sobre lecho de arroz.
 
La velada terminó, como no podía ser de otra forma, en la terraza del “Café Iruña”, lugar emblemático donde los haya, y donde el recuerdo de Ernest Hemingway sigue más que presente.

Y como no, y como recuerda el titulo, evocando a Don Ernesto, gran amante de los buenos habanos, encendí un Montecristo Edmundo que deguste al amparo de una noche Navarra con una temperatura digna de envidia. Desde luego, todo un placer.

















No hay comentarios:

Publicar un comentario