miércoles, 14 de septiembre de 2011

UN LORD EN EL CARIBE

Después de más tiempo del que hubiera deseado sin realizar nuevas aportaciones me dispongo a saldar una deuda. Y no es otra que el colofón a esa comida presidida por la corvina a la marinera cuya receta ya publiqué.

Como ya relate, para rematarla elegí un maridaje algo atrevido, un Ramón Allones Specially Selected con un ron caribeño catalogado entre los mejores, El Dorado 15 años.

                                                           


Es este un ron complejo y lleno de matices, un blend de rones añejos  algunos de los cuales tiene 25 años, todo un “top premium”, producido por Demerara Destiller´s y originario de la Guyana.
De color caoba oscuro, con recuerdos a azucares y banana en nariz. Tiene una entrada muy suave, con paladar moderado, un leve sabor a caramelo lleno de notas tropicales, cítricos  y recuerdos a madera.

El cigarro es uno de mis preferidos en su formato, no en vano está considerado por algunos expertos el mejor robusto que se produce actualmente.
Sus medidas son 124mm y un cepo 50.  De aspecto perfecto, capa carmelita natural, elegante, con recuerdos en frío a madera cuero y notas vegetales.

Si el ron es complejo no lo es menos el habano que elegí, con sabores que recuerdan a nueces, frutos secos, madera, especies y miel.

Durante el primer tercio predominan los recuerdos a madera y vegetales, aunque ya se revelan todos sus matices en menor medida.
Ya en el segundo tercio las notas vegetales se tornan enormemente sabrosas, acentúan las especies y aparece un dulzor con recuerdo a miel que encaja a la perfección con el ron, dejándonos la combinación de ambos un retrogusto realmente agradable.

Es en el tercer tercio cuando este cigarro despliega todo su potencial, aumentando todos los matices señalados, especialmente los vegetales y las notas de frutos secos, potenciándose el dulzor que al mezclarse con el ron nos proporciona unos matices tostados que por seguro no nos dejarán indiferentes.

                                                                            

El tiro del cigarro durante toda la fumada resultó perfecto, como es habitual en el mismo, es de los cigarros que en este aspecto, y en otros muchos, jamás defraudan. Es más en mi opinión solo tiene un defecto, y es que dura demasiado poco, siempre deja con ganas de más. Y desde luego, al maridarlo con el ron esa sensación no hizo más que incrementarse. Un gran colofón a una soberbia comida y una vez más, todo un placer.

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