viernes, 30 de septiembre de 2011

DE MARIDAJES. SIN MARGEN DE ERROR

Poca presentación necesitan los dos protagonistas de otro de mis momentos de relax.
He de reconocer que en esta ocasión no arriesgué demasiado, digamos que mi elección era una apuesta segura. Dos clásicos donde los haya fueron mis acompañantes.

El cigarro, un imponente Partagás Lusitanias, y el maridaje elegido un single malt de sobra conocido, una copa de Cardhú.

Es este un whisky de color ámbar ligero y elegante botella, nos deja en nariz notas dulces y afrutadas, con algo de frutos secos.
En boca es ligero, algo sedoso, con notas tostadas y ahumadas, algunas puntas levemente saladas y un ligero amargor final.

El Partagás Lusitanias, un autentico clásico del vitolario de habanos es un cigarro de porte muy elegante.
Su vitola de galera es Prominente, con un cepo 49 y una longitud de 194mm.
Capa carmelita clara y aroma en frio muy especiado.

El encendido, si bien es siempre importante, cobra especial relevancia en cigarros de gran formato, pues si lo hacemos correctamente, la combustión no será adecuada y se nos puede complicar mucho la fumada con numerosas rectificaciones.
En mi caso, y como es costumbre, usé un encendedor torch, en este caso un Silvermatch al que le tengo especial aprecio.

                                          
                       
En el primer tercio el cigarro me dejó sabores con notas amaderadas, a especias y ligeramente terrosas y picantes.

Durante el segundo tercio aumentó notablemente el sabor profundo a tabaco tan característico de la marca, manteniendo la madera y con ciertos recuerdos tostados y a frutos secos.

Ya en la parte final de la fumada se acentuaron todos los sabores, predominando el sabor a tabaco y las notas terrosas, y dejando un inconfundible y agradable aroma.

La combinación con el single malt fue muy uniforme durante toda la fumada, combinando a la perfección la suavidad y el leve toque ahumado y tostado de este con las notas tostadas y especiadas del cigarro, dejándonos un leve posgusto amargo y muy agradable.

Una fumada larga, que se prolongó durante casi noventa minutos pero llena de matices y sensaciones.
Con poco mérito pues como ya he dicho era una apuesta a caballo ganador, pero como siempre, todo un placer.

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