viernes, 7 de octubre de 2011

DE LA MAR... ¿EL MERO?

De sobra es conocido por todos el famoso dicho, y sin desmerecer a ese noble manjar que es el mero, en esta ocasión, el protagonista de la comida familiar fue otro no menos noble habitante de nuestros mares.
Me refiero al bogavante. Pero tratando de alejarme de convencionalismos, por otro lado plenamente satisfactorios como puede ser el Arroz con Bogavante, me incliné por una receta original, al menos desde mi punto de vista. Así que me propuse preparar un Bogavante encebollado, una receta sencilla, rápida y muy sugerente.

Como ingredientes, dos bogavantes medianos, 3 cebollas, 5 tomates tipo pera, 2 dientes de ajo, laurel, sal, pimienta, tomate seco, aceite de oliva y un vaso de vino blanco.

                                       

En primer lugar se pone a calentar en una cazuela de barro o en su defecto en una cocotte un poco de aceite de oliva. Troceamos los bogavantes y una vez caliente el aceite los introducimos en la cocotte junto con el tomate seco.
Rehogamos el bogavante y el tomate, y cuando la carne de este comience a tomar consistencia regamos con brandy y flambeamos.
                                                                            
Una vez flambeado el bogavante lo sacamos de la cocotte y reservamos.
Troceamos la cebolla muy fina, la incorporamos a la cocotte junto con un par de hojas de laurel y dejamos pochar a fuego lento.

Mientras se pocha la cebolla pelamos los tomates y los trituramos.
Una vez pochada la cebolla añadimos el tomate y dejamos pochar todo junto unos cinco minutos más.

                                                                               
Incorporamos entonces el bogavante, regamos con el vino, salpimentamos y dejamos cocer todo junto a fuego medio unos diez  minutos.

                                                             
Y ya esta listo. Como se puede ver una receta fácil, vistosa, ligera  y suculenta.
Para acompañarla elegí un vino blanco de los muchos que  nos ofrece la D.O. Rueda que encajó a la perfección con el bogavante.

                                            
Y ya, como es mi costumbre  la sobremesa se prolongó al amparo de un habano, que en este caso fue un Trinidad Robusto Extra, un cigarro muy agradable de fortaleza media muy apropiado para finalizar una comida no muy contundente y de sabores suaves como la que tuve el placer y la suerte de disfrutar junto a mi familia. Como siempre, todo un placer.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario