domingo, 28 de septiembre de 2014

DE MARIDAJES. MELODÍA DE SENSACIONES


Es el mundo de los maridajes un mundo podríamos decir complejo, complicado y tremendamente subjetivo. Esto último lo he comentado ya varias veces, es entrar de lleno en los gustos personales, sujeto a ciertas normas o reglas básicas pero no deja de ser un terreno de percepciones individuales.

Y en esta ocasión traigo a este espacio una propuesta de maridaje que me ha costado bastante tiempo lograr.

Hace ya algunos meses recibí un regalo de esos que harían las maravillas de cualquier aficionado a este mundillo.  Se trataba de una botella de un ron poco conocido ( al menos para mi hasta ese momento ), pero muy especial. Un ron originario de Panamá. Un  Malecón reserva de 21 años.

Su aspecto era de lo más sugerente, y nada más tenerlo en mis manos comenzó la búsqueda de el maridaje ideal.

Presenta a la vista un color ámbar oscuro muy bonito, y en nariz es muy intenso,  dejándonos  notas frutales con recuerdos a vainilla, café, un leve toque de toffe y una madera muy pronunciada.

En boca es muy suave y agradable, con esos mismos recuerdos frutales y de vainilla, notas leves a café y un final muy largo y sabroso.

La búsqueda del maridaje ideal se ha prolongado varias semanas, y hube de probar no pocas combinaciones con habanos de diferentes marcas y vitolas.

He de decir que varios de ellos me parecieron muy correctos, pero no fue hasta hace unos días que encontré el compañero, para mi perfecto, a tan singular destilado. No quiero decir con esto que las combinaciones probadas no fueran de mi agrado, pero cuando buscamos un maridaje buscamos que sea algo especial, que nos diga algo diferente, y esa harmonía apareció cuando el cigarro elegido fue otro de los inquilinos habituales de mi humidor. Un Romeo y Julieta Wide Churchill.

Este cigarro, de aspecto recio y contundente tiene una vitola de galera denominada Montesco, con una longitud de 130mm y un cepo 55.

Su gran cepo nos garantiza un tiro excelente desde el primer momento, y unas bocanadas amplias y sabrosas.

En frio tiene un marcado olor a tabaco y madera, algo muy característico de la marca.

Es así mismo un cigarro muy lineal en toda la fumada, manteniendo durante toda ella los sabores con recuerdos a madera, algo de café y a frutos secos, haciéndose estos más intensos según vamos evolucionando de un tercio al siguiente.

La suavidad de los sabores del cigarro se acompasan poco a poco con la vainilla del ron, y si bien durante el primer tercio es este el que predomina, cuando alcanzamos el segundo tercio del cigarro, donde este comienza a ganar en fortaleza e intensidad ambos empiezan a combinar como si de dos melodías acompasadas se tratara, alcanzando esa armonía que antes he mencionado.

Ya en el tercer tercio, cuando el cigarro se vuelve más untuoso y aterciopelado en boca la sensación que tenemos al combinarlo con el destilado es la de una sola melodía de sabores y sensaciones que nos llena de satisfacción.

Ha sido una búsqueda más larga de lo esperado pero que sin duda ha merecido la pena por el resultado y que animo a probar y disfrutar. Un maridaje que una vez más fue todo un placer.

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