Es el mundo de los maridajes un
mundo podríamos decir complejo, complicado y tremendamente subjetivo. Esto
último lo he comentado ya varias veces, es entrar de lleno en los gustos personales,
sujeto a ciertas normas o reglas básicas pero no deja de ser un terreno de
percepciones individuales.
Y en esta ocasión traigo a este
espacio una propuesta de maridaje que me ha costado bastante tiempo lograr.
Hace ya algunos meses recibí un
regalo de esos que harían las maravillas de cualquier aficionado a este
mundillo. Se trataba de una botella de
un ron poco conocido ( al menos para mi hasta ese momento ), pero muy especial.
Un ron originario de Panamá. Un Malecón reserva
de 21 años.
Su aspecto era de lo más sugerente,
y nada más tenerlo en mis manos comenzó la búsqueda de el maridaje ideal.
Presenta a la vista un color ámbar
oscuro muy bonito, y en nariz es muy intenso, dejándonos notas frutales con recuerdos a vainilla, café,
un leve toque de toffe y una madera muy pronunciada.
En boca es muy suave y agradable,
con esos mismos recuerdos frutales y de vainilla, notas leves a café y un final
muy largo y sabroso.
La búsqueda del maridaje ideal se
ha prolongado varias semanas, y hube de probar no pocas combinaciones con
habanos de diferentes marcas y vitolas.
He de decir que varios de ellos
me parecieron muy correctos, pero no fue hasta hace unos días que encontré el
compañero, para mi perfecto, a tan singular destilado. No quiero decir con esto
que las combinaciones probadas no fueran de mi agrado, pero cuando buscamos un
maridaje buscamos que sea algo especial, que nos diga algo diferente, y esa harmonía
apareció cuando el cigarro elegido fue otro de los inquilinos habituales de mi
humidor. Un Romeo y Julieta Wide Churchill.
Este cigarro, de aspecto recio y
contundente tiene una vitola de galera denominada Montesco, con una longitud de
130mm y un cepo 55.
Su gran cepo nos garantiza un
tiro excelente desde el primer momento, y unas bocanadas amplias y sabrosas.
En frio tiene un marcado olor a
tabaco y madera, algo muy característico de la marca.
Es así mismo un cigarro muy
lineal en toda la fumada, manteniendo durante toda ella los sabores con
recuerdos a madera, algo de café y a frutos secos, haciéndose estos más
intensos según vamos evolucionando de un tercio al siguiente.
La suavidad de los sabores del
cigarro se acompasan poco a poco con la vainilla del ron, y si bien durante el
primer tercio es este el que predomina, cuando alcanzamos el segundo tercio del
cigarro, donde este comienza a ganar en fortaleza e intensidad ambos empiezan a
combinar como si de dos melodías acompasadas se tratara, alcanzando esa armonía
que antes he mencionado.
Ya en el tercer tercio, cuando el
cigarro se vuelve más untuoso y aterciopelado en boca la sensación que tenemos
al combinarlo con el destilado es la de una sola melodía de sabores y
sensaciones que nos llena de satisfacción.
Ha sido una búsqueda más larga de
lo esperado pero que sin duda ha merecido la pena por el resultado y que animo
a probar y disfrutar. Un maridaje que una vez más fue todo un placer.
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