Poco a poco nos vamos haciendo a
nuestro nuevo hogar, y poco a poco también comenzamos a descubrir rincones y
sensaciones. Aquí las estaciones son mucho más marcadas, y el otoño ha llegado
con todo su esplendor de colores ocres y anaranjados levemente fundidos con el
poco verde que nos recuerda que una vez hubo verano…
Las temperaturas son mucho más
frescas de lo que estamos acostumbrados, pero aun así son agradables y
contribuyen a aumentar el encanto. Así cuando tenemos la fortuna de ver el sol,
y digo fortuna porque ya comienza a ser una excepción, un paseo por la
Promenade o junto al lago Aase son una experiencia de lo más agradable.
Así que el pasado sábado no se
nos ocurrió mejor plan que un paseo sin ir a ninguna parte, solo por el mero
placer de pasear bajo los majestuosos arboles que día día van alfombrando el
suelo con sus hojas.
Caminando llegamos hasta el lago
que he mencionado antes y allí nos detuvimos un buen rato disfrutando de la
vista. Hasta que decidimos regresar a
casa con la sana intención de sentarnos frente a un espléndido risotto con
setas.
Y fue después de la comida,
receta que prometo compartir en breve, pues fue todo un acierto, cuando me
senté en mi pequeño rinconcito
simplemente a contemplar esos colores tan impresionantes mientras
degustaba un cigarro que puedo decir con mayúsculas es una auténtica obra de
arte.
Se trató en esta ocasión de un
Cohiba Pirámides Extra, que para más inri, llevaba casi un año esperándome en
mi humidor, pues tengo la manía de comprar algunos cigarros y dejarlos reposar
un buen tiempo esperando al momento adecuado.
La planta del cigarro es simple y
llanamente bonita, con su anilla con toques dorados, su capa carmelita clara y
su excelente tacto.
Su vitola de galera es Pirámides
Extra, y sus medidas 160mm con un cepo
54.
Sabía que tenía por delante casi
hora y media de disfrute y no me equivoque.
Para el corte empele un
cortapuros de doble hoja que por otro lado son siempre los mas adecuados bajo
mi punto de vista para los cigarros figurados como este.
El encendido lo efectué con un
encendedor de mesa tipo torch.
El cepo del cigarro colaboró en
que las bocanadas, desde el primer momento, fueran muy amplias, y a que el tiro
fuera perfecto durante toda la fumada.
La fortaleza fue evolucionando
muy gradualmente de débil a media o media fuerte ya al final de tercer tercio,
y los sabores que fue dejándome simplemente espectaculares. Sabores muy
equilibrados, nada marcados, suaves y melosos con recuerdos a tostados que se
mantuvieron durante los tres tercios y a los que se unieron algún toque
especiado en el segundo, pero siempre con un leve gusto dulzón.
Toda una explosión muy lograda de
sabores que me proporcionó casi una hora y veinte minutos de deleite. Y así
mientras me envolvía y recreaba con el espléndido aroma de un cigarro
espectacular la tarde fue dando paso a los contraluces del anochecer apagando
el día al tiempo que se consumía el cigarro.
Realmente, todo un placer
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