De nuevo regreso al mundo de los maridajes con una propuesta
realmente contundente y que se ajusta perfectamente al título que encabeza
estas líneas.
En esta ocasión y para una larga
sobremesa después de una comida aparentemente sencilla pero no por ello menos
sorprendente, el cigarro elegido ha sido un H. Upmann nº2 y su acompañante un
brandy que ya ha ocupado algunas líneas en este espacio y que es ,sin lugar a
dudas, uno de mis preferidos. Una auténtica joya que por desgracia no es muy
fácil encontrar, pero que fue uno de los regalos con los que los Reyes Magos
tuvieron a bien obsequiarme hace una semana. Me refiero naturalmente al Brandy
1895 Gran Reserva elaborado por
destilerías El Tajo.
El cigarro es una vitola de
galera pirámides, con un cepo 52 y una longitud de 156mm.
A la vista es un cigarro de los
que considero elegantes, y mucho más con la nueva anilla de la marca; su capa
color carmelita maduro y su tacto suave y esponjoso nos adelantan ya que se
trata de un cigarro muy bien elaborado, aun siendo una de las vitolas que
requieren más oficio. Su olor en frío nos trae recuerdos vegetales a madera y a cuero, y su tacto es suave y esponjoso.
El corte lo efectué con un
cortapuros de doble hoja y el encendido con un encendedor torch de tres llamas.
Desde el primer momento el tiro
fue perfecto, así como la combustión, que sólo necesitó de unas pequeñas
correcciones en el último tercio.
Las primeras bocanadas ya fueron
amplias y sabrosas, y el primer tercio me dejó recuerdos tostados y a frutos
secos con algunas puntas dulces y amaderadas. La combinación con el brandy es
muy armoniosa desde el primer momento, y el dulzor de éste conjuga a la
perfección con la madera y los recuerdos tostados que he mencionado.
En el segundo tercio la fortaleza
aumenta levemente, pasando a ser media, y aumenta la madera tornándose mucho más sabroso y las bocanadas
muy aromáticas. El brandy marida mejor aun si cabe, pues los sabores de ambos
van muy parejos y no destaca el uno sobre el otro, haciéndose la
combinación de lo más agradable.
El tercer tercio mantiene la
fortaleza media y los sabores generales, eso sí, algo más acentuados y
untuosos.
Una fumada de las que nos dejan con ganas de más y un
maridaje que sin lugar a dudas es todo un placer.
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