miércoles, 18 de mayo de 2011

PEQUEÑOS MOMENTOS

Creo no equivocarme cuando digo que poder disfrutar de Madrid en esta época del año es más que un privilegio. La ciudad cobra una vida especial, las tradicionales terrazas comienzan a aflorar por doquier, y la temperatura invita a disfrutar de ellas y de los innumerables rincones de la capital del reino.
La luz cobra un tono peculiar y la vida llena todos los espacios.
Y hoy sin salir de casa he disfrutado de uno de esos momentos recuerdan que las situaciones más simples pueden ser las más placenteras.
Vivir en el centro de la capital es todo un lujo, y hacerlo en una posición elevada proporciona unas sensaciones difícilmente comparables.
Una terraza con vistas al impresionante “skyline” completamente iluminado, la luna llena derramando su claridad sobre las siluetas de los edificios y recortándolas sobre el horizonte, un poco de música jazz del genio Dizzy Gillespie y como compañero un cigarro que si bien lo he fumado con cierta frecuencia, en esta ocasión me ha revelado sus espléndidas características de un modo pleno.
Se trata de un Romeo y Julieta Petit Pirámides Edición Limitada 2005. La vitola de galera es petit pirámides, con un cepo 50 y 127 mm.
                              
Vestido con la anilla clásica de la marca y una segunda anilla característica de las ediciones limitadas. De capa oscura, un poco rugosa y tosca, tacto esponjoso y muy bonita presencia.
Para el corte he empleado un cortapuros de doble hoja, y para el encendido un encendedor tipo “torch”.
Desde el primer momento la combustión ha sido perfecta, y no ha necesitado de la más mínima rectificación. Las bocanadas son profundas y amplias, y el tiro excelente.
El el primer tercio se muestra suave y sabroso, con notas de madera y un leve amargor que según avanza la fumada se hace más potente, siendo esta su principal característica durante el segundo tercio.
Es en ese momento cuando comienza a desvelar una cremosidad extrema, dejándonos recuerdos vegetales y un sabor muy especial y realmente difícil de describir, combinando recuerdos a especias y uno leves toques que evocan a regaliz muy suave.
Según avanza la fumada, increíblemente el amargor va decreciendo para desaparecer por completo cuando alcanzamos el tercer tercio.
Aquí es cuando los sabores alcanzan su máximo exponente, aumentando aún más si cabe esa cremosidad, las notas herbales y tornándose con unos matices de dulzor que no alcanzo a definir con exactitud, pues merece la pena experimentar por uno mismo, y añadiendo a todo lo dicho un profundo y largo postgusto.



Podemos calificar su fortaleza como 3 sobre 5, y su calificación de 8 sobre 10.
Es uno de esos cigarros que nos deja con ganas de más y que me ha llevado a apurarlo hasta quemarme los dedos. Y que me ha dejado un reto para posteriores ocasiones, buscar un maridaje capaz de complementar sus maravillosas características.

De ceniza clara y compacta, repleto de aromas que nos llenan, y que me ha causado tal impresión que conocedor de la dificultad que empieza a haber para encontrarlo no he dudado en llamar a mi estanquero de referencia para pedirle que me reserve las pocas existencias que aún le quedan de él.
Un cigarro de una fortaleza media, sabroso, muy aromático y que todo aquel que lo pruebe por seguro se enamorará de esta vitola.
Ha sido casi una hora de fumada, acompañada de un simple vaso de agua para aclarar de vez en cuando la boca, contemplando una vista espectacular y que me ha proporcionado un momento que realmente ha sido todo un placer.

2 comentarios:

  1. Toda mi vida fumando y jamás he detectado eso.
    Un abrazo

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  2. Todo es cuestión de matices, y las apreciaciones en la fumada suelen ser en algún modo subjetivas. Los importante es disfrutarlo

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