miércoles, 25 de mayo de 2011

EN BUENA COMPAÑÍA

Hace unos días tuve la oportunidad y la suerte de participar en unos de los eventos que organiza el Club PasionHabanos. Concretamente fue una cena en el restaurante LeCabrera, situado en la Casa de América, que se ubica en la madrileña plaza de Cibeles.
La velada comenzó con un ligero aperitivo en los jardines del emblemático edificio, durante el cual pudimos degustar en exclusiva una nueva vitola que aún no ha sido puesta a la venta, el Romeo y Julieta Julietas. Para acompañarlo disfrutamos de algunos de uno de los cocteles que ofrece la terraza del restaurante, concretamente el “Mulata”.
La cena posterior fue excelente, con un menú variado y ameno, y magníficamente atendida.

Pero el objeto de las líneas que hoy escribo no es glosar el evento en si, pues de ello se puede encontrar una completa reseña en la web del club, www.pasionhabanos.com. Sino trasladar el magnífico ambiente que encontré y las sensaciones que me produjo compartir conversación al amparo de un gran cigarro con tres estupendas personas, una de ellas un viejo conocido, y que fue quien tuvo la amabilidad de presentarme a los otros dos otros dos comensales con los que junto a sus esposas compartí mesa y tertulia, me refiero a D. Jose y a D. Jose Enrique.
Durante la cena, y especialmente a la sobremesa, pude experimentar en toda su plenitud lo que realmente significa eso que llamamos la cultura del habano.
El concepto cultura del habano es algo que va mucho más allá de encender y fumar un tabaco. Los que amamos este mundo sabemos que aglutina una serie de sensaciones, impresiones y sentimientos que afloran junto con el humo de nuestro cigarro, y que disfrutamos unas veces en soledad y otras, como en esta ocasión, compartiéndolas con quien nos rodea.
Y eso es exactamente lo que pude experimentar durante las horas que compartimos.
Mientras disfrutábamos de nuestro Romeo y Julieta Wide Churchill, la conversación evolucionó tocando casi todos los temas posibles, de los más banales hasta los mas sesudos; compartimos ideas, opiniones, impresiones, experiencias…y como trasfondo de muchos de los asuntos que surgieron, el mundo del habano, habanos que nos han acompañado a los que allí estábamos sentados en innumerables ocasiones y circunstancias, y que cada uno de nosotros asociamos a momentos concretos y a sensaciones vividas.
                                                         
Eso es en mi opinión la esencia del mundo y la cultura del habano, compartir en buena compañía, en torno a una buena mesa, o con una copa, o con un simple vaso de agua, y al aroma de las volutas de humo de un tabaco, unos momentos con aquellos que tienen nuestra misma afición, nuestra misma manera de entender la vida, aunque como en esta ocasión, fuésemos hasta entonces unos desconocidos; porque el humo de los habanos une, crea vínculos y nos evoca sensaciones muy personales. 


Una vez más quiero reiterar que fue una velada extraordinaria, en una magnífica compañía y que como siempre fue todo un placer.

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